Ruta severa (fragmento)Evgenia Ginzburg
Ruta severa (fragmento)

"No atendía a razones, quería continuar a pesar de todo, aunque el plan previsto ya no estuviera nada claro. Pronto nuestras conversaciones cotidianas ya no eran tan solitarias. Un camarada, llegado de Moscú, cuyo nombre no recuerdo bien, pero al que mentalmente identifico como Maliuta Skuratov, Era la antítesis de las técnicas empleadas por Beilin, pero su homólogo en cuanto a los usos sádicos. Los ojos de Beilin brillaban con una alegría silenciosa y burlona, parecían emitir miles de irradiaciones fulgentes y hablaba en voz baja y cadenciosa. En ocasiones Maliuta gritaba. Incluso perjuraba. Sin embargo sus imprecaciones estaban muy lejos de la procacidad del NKVD. Él sólo abusaba de su condición política. Al grito de Trotkista, fui torturada durante dos meses y en la primavera comencé a padecer ataques de malaria.
Al comparar este período de mi experiencia como preludio de lo que sucedió luego, concretamente desde 1937 hasta la muerte de Stalin, dado que, como expuso Beria, el Comité Central en pleno se mostraba incrédulo con respecto a las discrepancias observadas en mí ante los estímulos externos. De hecho, la tarde del 15 de febrero de 1937 mi sufrimiento moral fue horrible. Las condiciones extrínsecas de mi vida no habían cambiado ni un ápice. Mi familia aún seguía intacta. Mis hijos estaban conmigo. Vivía en uno de esos apartamentos familiares, dormía sobre una cama limpia, comía hasta saciarme y podía dedicarme plenamente al trabajo intelectual. Pero el padecimiento subjetivo fue mucho más profundo y ominoso que el derivado de todos aquellos años en los que permanecí encerrada en el cementerio de Kolyma. "



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