Satira Primera - A Arnesto (fragmento) "Hubo un tiempo en que andaba la modestia dorando los delitos; hubo un tiempo en que el recato tímido cubría la fealdad del vicio; pero huyóse el pudor a vivir en las cabañas. Con él huyeron los dichosos días, que ya no volverán; huyó aquel siglo en que aun las necias burlas de un marido las Bascuñanas crédulas tragaban; mas hoy Alcinda desayuna al suyo con ruedas de molino; triunfa, gasta, pasa saltando las eternas noches del crudo enero, y cuando el sol tardío rompe el oriente, admírala golpeando, cual si fuese una extraña, al propio quicio. Entra barriendo con la undosa falda la alfombra; aquí y allí cintas y plumas del enorme tocado siembra, y sigue con débil paso soñolienta y mustia, yendo aún Fabio de su mano asido, hasta la alcoba, donde a pierna suelta ronca el cornudo y sueña que es dichoso. Ni el sudor frío, ni el hedor, ni el rancio eructo le perturban. A su hora despierta el necio; silencioso deja la profanada holanda, y guarda atento a su asesina el sueño mal seguro." epdlp.com |