Un verano tenebroso (fragmento)Dan Simmons
Un verano tenebroso (fragmento)

"Mike había llegado al pasillo central del sótano y calculó sus pérdidas: la linterna estaba rota; había perdido una de las pistolas llena de agua bendita y aplastado la segunda, rodando sobre ella al salir del túnel; tenía roto el pantalón en las rodillas, y en la parte de delante y de detrás lo tenía empapado a causa de las pistolas de agua. La única ventaja de ello, según pensó, era que nada parecido a un vampiro iba a morderle en la entrepierna mojada de agua bendita.
A pesar de que no había ventanas en el sótano, descubrió que podía ver al adaptarse sus ojos al resplandor de la fosforescencia que parecía brotar de las paredes como de la lamprea que ardía en el pasillo central, y que era un resplandor aún más intenso.
Mike supuso que la lamprea estaba muerta. Su carne estaba carbonizada en mil lugares, ardían brasas donde hubiesen debido hallarse las entrañas, y las fauces habían dejado de abrirse y de cerrarse. Imaginó que estaba muerta pero no se le acercó, pasando junto a la pared y mirando con cierto espanto la masa de escombros que aquella cosa moribunda había empujado a todo lo largo del pasillo del sótano. Espesas nubes de humo y un olor a carne quemada se desprendían del cadáver.
Mike decidió estudiar sus recursos mientras subía la pegajosa escalera del primer piso. Tenía la escopeta de Memo, cargada y con cuatro cartuchos adicionales; los otros habían sido disparados o los había perdido en la rápida salida de los túneles. Estaba magullado y sangrante y temblaba de la cabeza a los pies; pero por lo demás se hallaba en buen estado. Pasó sobre la puerta derribada del salón principal del primer piso de Old Central.
Mike tuvo sólo unos segundos para pestañear, captando los cambios que unas pocas semanas de verano habían ocasionado al viejo colegio, mirando hacia arriba el rojo saco pulsátil de piernas y ojos a doce metros encima de él, en el ahora abierto campanario. Había dado un paso y puesto el pie sobre la Savage de Dale Stewart cuando un movimiento en las sombras le paralizó en el momento de agacharse.
Algo estaba avanzando hacia él desde la clase de segundo de la señora Gessler, lanzando una especie de maullidos suaves. Este sonido casi se había perdido en los súbitos crujidos del edificio al zumbar y arreciar la tormenta en el exterior.
Mike hincó una rodilla en el suelo y levantó rápidamente la Savage, sujetándola bajo el brazo izquierdo, mientras sostenía la escopeta a punto de disparar, con el cañón hacia arriba.
El padre Cavanaugh salió de la sombra, emitiendo un ruido suave que podía ser un intento de hablar. Sus labios habían desaparecido e incluso bajo la débil luz Mike pudo ver las toscas puntadas del señor Taylor, el empresario de pompas fúnebres, al coser las encías. Tal vez había tratado de decir «Michael».
Mike esperó a que estuviese a unos dos o dos metros y medio de distancia, y entonces bajó el arma y le disparó a la cara.
La detonación y su eco fueron increíbles. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com