Roma eterna (fragmento)Robert Silverberg
Roma eterna (fragmento)

"Engendró veinte hijos legítimos, el décimo de los cuales fue mi propio antepasado, y una cantidad tal de bastardos que hoy día no resulta nada raro ver algún semblante con el rostro aguileno de Trajano Draco sosteniéndote la mirada en cualquier calle de cualquier rincón del mundo.
Era un amante no sólo de las mujeres, sino también de las artes, especialmente de la escultura, la música y las ciencias. Disciplinas como las matemáticas y la astronomía y la ingeniería habían estado desatendidas durante los doscientos años de sumisión occidental a los griegos, blandos y entregados al lujo. Reconstruyó la antigua capital de Roma de un extremo a otro, llenándola de palacios, universidades y teatros, como si allí tales cosas no hubiesen existido nunca antes; y quizá por temor a que eso pudiese parecer insuficiente, se trasladó hacia el este, a la provincia de Panonia, a la pequeña ciudad de Vindobona, sobre el río Danubio, y él mismo construyó allí lo que en esencia fue una segunda capital, con su propia gran universidad, gran cantidad de teatros, un gran edificio para el Senado y un palacio real que es una de las maravillas del mundo. Su argumento fue que Vindobona, aunque más sombría y lluviosa que la soleada Roma, se hallaba más próxima al corazón del Imperio. No volvería a consentir la partición de éste en los reinos occidental y oriental, por inmensa que fuera la tarea de gobernarlo todo a un tiempo. El situar la capital en una ubicación central como Vindobona le permitía observar mejor el oeste (Galia y Britania), el norte (los territorios teutónicos y los de los godos) y el este (el mundo griego), al tiempo que mantenía las riendas del poder completamente en sus manos.
Sin embargo, Trajano, no pasaba mucho tiempo en la nueva capital, ni tampoco en Roma, en realidad. Estaba constantemente de viaje, presentándose en Constantinopla para recordar a los griegos de Asia que tenían un emperador, visitando Siria, Aegyptus o Persia o apareciéndose, de repente, en el lejano norte para cazar las bestias greñudas que pueblan aquellos territorios hiperbóreos, o volviéndose a visitar su Hispania natal, donde transformó la antigua ciudad de Sevilla en el principal puerto de embarque con destino al Nuevo Mundo. Era un hombre infatigable. "



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