El secreto de Orcelis (fragmento)Manuel Mira Candel
El secreto de Orcelis (fragmento)

"Sí, seguro que se sentía orgulloso de ser un Arango, pero yo le había dado pocas oportunidades para demostrármelo, quizá ninguna, y puede que tampoco le brindara un motivo para hacerlo. Por eso, cuando nos veíamos de tarde en tarde, era una bendición del cielo observar, escuchar, contestar, sonreír... en su presencia. Lo mismo le ocurría a él. Existía, sin embargo, una diferencia entre ambas actitudes: mientras él liberaba en mi presencia todas las sombras perturbadoras, el resabio de mis años sólo se dejaba vencer por el candor muy de tarde en tarde. Éste era uno de esos momentos especiales en los que mis grietas interiores se cerraban.
A Berta le sacaba de quicio el entronque de su hijo con lo que ella denominaba aranguismo, que definía como una especie de "hipocondría en permanente y perniciosa ensoñación", lo que no dejaba de ser cierto, en parte, pero nunca debía considerarse un defecto incalificable y ruin, como ella se esforzaba en demostrar. Sus ataques se hicieron frecuentes y cada vez más despiadados cuando nuestra convivencia matrimonial empezaba a crujir como un madero podrido. Si alguna vez a mí se me iba la lengua sobre cualquiera de los rasgos más destacables de la personalidad de mi abuelo, y contrastaba aquellas cualidades ocultas y denostadas por todos con las de mi hijo, o con alguna conducta profesional próxima a la rebeldía o con connotaciones utópicas, su reacción de rabia y despecho no se hacía esperar. "



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