Diálogo de los oradores (fragmento)Cornelio Tácito
Diálogo de los oradores (fragmento)

"Ni yo, la verdad, temeré comparar la fortuna de los poetas, y aquella feliz cohabitación que he referido, con la vida inquieta y desasosegada de los oradores, aunque a éstos les hayan elevado a los consulados sus contiendas y las defensas de los reos. Para mí es de mayor aprecio el tranquilo y apartado retiro de Virgilio, en el cual, ni estuvo privado de la gracia de Augusto ni de la celebridad para con el pueblo romano. Testigo de esto son las cartas de Augusto; testigo, el mismo pueblo; el cual, oídos en cierta ocasión en el teatro los versos de Virgilio, que, por casualidad, se hallaba presente, y de espectador, le veneró, como hiciera con Augusto. Ni aun en nuestros tiempos habrá crecido Pomponio a Afro Domicio, ni en la dignidad de su carrera, ni en la perpetuidad de su fama. Porque Crispo y Marcelo, ejemplos que me propones, ¿qué tienen en esta su fortuna que desear? ¿Acaso porque temen o porque son temidos? ¿Acaso porque aun los mismos que solicitan sus favores se indignan de tener que debérselos; o porque, atados con la adulación, ni parecen nunca bastante esclavos a los que mandan, ni a nosotros bastante libres? ¿Cuál es este gran poder suyo? Otro tanto suelen poder los libertos. A mí las dulces Musas, como dice Virgilio, apartado de inquietudes y cuidados, y de la necesidad de obrar algo cada día contra mi intención, llévenme a aquellos sagrados recintos y a aquellas fuentes donde no sufra más, lleno siempre de miedo al desatinado y resbaladizo foro y una pálida fama; llévenme donde no me despierte el rumor de los que vengan a saludarme o del anheloso liberto; ni, incierto de lo porvenir, escriba un testamento en lugar de una hipoteca; ni posea más que lo que pueda dejar a quien yo quiera cuando llegue mi hora fatal y el fin de mi vida, y me pongan sobre el túmulo, no triste y espantoso, sino alegre y coronado; ni nadie por mi memoria consulte ni pida. "


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