Actos de amor (fragmento)Elia Kazan
Actos de amor (fragmento)

"Pero Ethel se dio cuenta de que se había hecho desear más todavía. ¡La perversidad de los hombres! Al día siguiente recibió una carta de Teddy:
Lamento nuestra conversación de la semana pasada. El teléfono es tan frío. Quiero que me lo cuentes todo sobre tu viaje. Y sobre tu madre. No sé si ya lo sabías, pero ella me gustó. Si en cosas como esta hay lados, yo estaba de su lado.
Tengo que hacerte una pregunta condenadamente embarazosa. Es más fácil hacerlo por carta que cara a cara, pero aun así resulta condenadamente difícil.
Durante estos años de aprendizaje universitario, la Marina paga la enseñanza y el coste de los libros. Te dan entonces cien dólares al mes par a vivir. Comparto una habitación con otro compañero porque así es más barato. Es por este motivo que no te pedí que vinieras corriendo a verme. Pagamos ciento sesenta al mes, lo que me deja veinte dólares para comida y el resto, como ropa, que de todos modos no necesito, pero me gusta tomarme alguna cerveza, lo que hago. No puedo pedirle dinero a mi padre. Ya sabes que han perdido el almacén. Así que... bueno, ahí va.
¿Podrías enviarme algo de tu salario? Llevaré la cuenta y después te lo devolveré. Cristo, esto resulta muy difícil pero... ya lo he dicho. Te quiero y te echo mucho de menos y si tú me dices que no puedes enviarme nada no te preocupes, ya me las arreglaré. Progreso en mis estudios y creo que seré un buen oficial. Tengo temperamento para ello, ¿no crees?
Nos hacen trabajar como negros, día y noche, de modo que no me queda tiempo para divertirme o distraerme. Cuando termino de hacer mis deberes cada noche, sólo tengo ganas de meterme en mi cama para dormir.
Tu Teddy.
Así que, se dijo Ethel, tiene una chica.
Se sintió tentada de escribirle diciéndole:
«Deja que tu amiguita te mantenga.» En lugar de ello decidió enviarle veinte dólares cada semana.
Al sábado siguiente Teddy se presentó. Llevaba lentes oscuros y no se los quitó cuando se besaron. Teddy la besó como un marido obediente.
Mientras Teddy se duchaba, Ethel examinó sus ropas. Sus calzoncillos estaban planchados. Hasta los calcetines estaban planchados. Quien quiera que fuese, lo estaba cuidando muy bien.
¿Por qué habría venido Teddy? ¿Gratitud? El dinero hace milagros.
Hicieron el amor antes de comer.
Ethel no se molestó en fingir.
Después se tendieron uno junto al otro. Ella le habló del funeral de Emma y del testamento y de Margaret, y un poco sobre México, sin contarle que había estado trabajando allí.
Lo que la sorprendió fue que él no le preguntara nada aparte lo que ella quiso contarle. Ethel entendió que él tampoco quería que ella le hiciera preguntas.
Al día siguiente lo hicieron otra vez. Teddy parecía mucho mejor mecánicamente, como si hubiera estado practicando. Terminó más tarde de lo que solía y, aparentemente, en el momento escogido por él. "



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