Amönenhof (fragmento)Eufemia von Adlersfeld-Ballestrem
Amönenhof (fragmento)

"Al día siguiente, en el correo matinal llegaron dos cartas para Theo. Reudnitz, que estaba sentado a la mesa del desayuno, mientras que Sabine había subido a recoger su sombrero, abrió la bolsa del correo y comenzó a ordenar las misivas recibidas, operación que Theo observaba con indiferencia porque no aguardaba nada. La misiva de la señorita Ganting fue colocada sobre la mesa, pudiendo leerse claramente la dirección. Letras impresas en un llamativo logotipo que llevaba el sello de Berlín. Al leer la dirección de Cordula destinada al guardarropa de Sabine, Theo cayó en la cuenta por la insignia de la compañía de la carta de que se trataba de un nombre bien conocido.
(...)
Se trataba ahora de combinar adecuadamente las letras en forma de palabras. La memoria del "cómo" se había desvanecido y el profesor Findelkind tendría que razonar, sin conocer el camino señalado por la lectura ni averiguarlo, qué mensaje contenía; por consiguiente, el descubrimiento realizado en la correcta secuencia de caracteres era tan maravillosa como inútil; el mensaje depositado en las cartas, por muy brillante y sabio que fuera, se había mantenido en secreto y había sido silenciado desde hacía ya mucho tiempo, de modo que Theo se sintió como un personaje de cuento de hadas sometido a un hechizo y que se encontrara ante una puerta herméticamente cerrada velada por una figura negra encapuchada que nadie podría dominar sin conocer el sortilegio. "



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