Tan cerca de la vida (fragmento)Santiago Roncagliolo
Tan cerca de la vida (fragmento)

"Max digirió esas palabras. Comprendió que eran un chiste, pero el otro no sonrió, y Max sólo consiguió esbozar un ligero alzamiento de labios. Recién entonces asoció el rostro que tenía enfrente con el que había visto varias veces en los periódicos. En persona, Kreutz se veía un poco mayor y más delgado que en las fotos. Max pensó que la realidad siempre es un poco peor que sus réplicas. Musitó:
-Gracias... por invitarme a la convención. No lo esperaba, en realidad... yo...
No pudo terminar. Desde alguna parte del salón, un pajarraco de colores chillones llegó hasta ellos aleteando ruidosamente y se posó en un hombro de Kreutz. La gente a su alrededor se espantó ante la aparición. Pero Kreutz no dio señales de sorpresa. Ni siquiera miró al animal, aunque medía el doble que su cabeza. Sólo dijo:
-Se subestima usted, Max. Invitarlo aquí no es ningún favor. Usted es uno de nuestros mejores organizadores de producción. Sus ideas y sugerencias han sido claves para reubicar las fábricas de Europa Oriental o reestructurar la planta de Canadá. Nos ha hecho ahorrar mucho dinero.
Max se sorprendió. En la empresa, estaba acostumbrado a ser invisible. Su trabajo era hacer posible el trabajo de los demás, que llamaban despectivamente en logística "sector periférico" Tenía el tipo de función que sólo se notaba cuando algo salía mal. Ante la inesperada amabilidad del presidente, Max sospechó que la fría mirada de Kreutz no era una muestra de desprecio. Al parecer, sencillamente, no tenía otra.
-Por cierto -siguió el presidente-, ¿está satisfecho con su asistente personal? Aún no está en el mercado. Es lo último en 3G.
El pájaro graznó. Max comprendió que era un papagayo. Nunca había visto uno personalmente, pero recordaba cómo eran, como se recuerdan la mayor parte de las cosas, sin saber de dónde salieron. Pero este papagayo, además de vistosas plumas multicolores y pico de loro, tenía en la mirada la misma expresión, o más bien la misma ausencia de expresión, que Kreutz. Como si sus ojos fuesen fabricados en serie en diversos tamaños.
-Es un avance increíble -dijo Max tratando de retomar la conversación- Ni siquiera he llegado a controlar todas sus funciones. Debo confesarle que incluso me cuesta no llamarlo "teléfono"
Max pensó que acababa de cometer un error, pero a Kreutz no pareció importarle. Estaba entusiasmado con el asistente personal. Dijo:
-Aquí podrá sacarle el máximo provecho, porque el asistente personal se adapta a sus gustos. ¿Tiene activada la función "ocio"?
-Sí -dijo Max, aunque en realidad no lo sabía.
-Tokio es una ciudad magnífica, llena de sorpresas. Hay muchas cosas que hacer. Su asistente personal está al tanto de todas ellas y le irá recomendando actividades. Ya lo verá. Es más que una máquina. Es el mejor amigo que un hombre pueda tener. "



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