Las veladas de San Petersburgo (fragmento)Joseph de Maistre
Las veladas de San Petersburgo (fragmento)

"Si el apreciable santo Tomás tiene razón en estos hermosos versos.
Por su alma vive el hombre
Y el alma es pensamiento.
Todo queda dicho; porque si el pensamiento es la esencia, pedir el origen de las ideas, es pedir el origen del origen. Ved lo que nos dice Condillac. Yo me ocuparía del espíritu humano, no para conocer la naturaleza, lo cual sería temerario; sino solamente con el objeto de examinar las operaciones. No nos dejemos engañar por esta hipócrita modestia: siempre que veáis a un filósofo de la última época humillarse respetuosamente ante cualquier problema diciéndoos, que la cuestión es superior a las fuerzas de la comprensión humana; que no se encargará de resolverla, etc. estad seguro de que al contrario tiene el problema por demasiado claro, y que quiere dejarlo a un lado para conservar el derecho de oscurecerlo. No conozco uno solo de estos señores a quien poder tributar el sagrado título de hombre de bien. Aquí tenéis un ejemplo: ¿por qué se ha de mentir? ¿Por qué se ha de decir que no quieren fallar sobre la ciencia del alma, mientras que fallan o resuelven sobre el punto capital, muy expresamente sosteniendo, que las ideas nos vienen por los sentidos, lo que manifiestamente arroja el pensamiento de la clase de los espíritus? Por otra parte, yo no veo que la cuestión de la eventualidad del pensamiento tenga más dificultad que la de su origen que se acomete tan valerosamente. ¿Se puede concebir el pensamiento como accidente de una sustancia que no piensa? o bien, ¿se puede concebir el accidente-pensamiento conociéndose a sí mismo, como pensando y meditando sobre la esencia de un objeto que no piensa? Ved aquí propuesto el problema bajo dos formas diferentes, y en cuanto a mí os confieso que no veo en él ningún imposible; pero en fin se puede muy bien pasarlo en silencio, a condición de convenir y advertir, aun a la cabeza de toda obra sobre el origen de las ideas, que no se da sino como un simple juego de talento, por una hipótesis enteramente aérea, puesto que la cuestión no es seriamente admisible, hasta que la precedente no esté resuelta. "



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