La ciudad de las gemas (fragmento)Jean Richepin
La ciudad de las gemas (fragmento)

"El internado de la celda 27 no tenía, sin embargo, aspecto de loco peligroso. Las precauciones del doctor me parecieron exageradas cuando me encontré frente al vejete inofensivo y dócil, a quien el guardia me presentó diciendo:
-Este señor quiere hablar con usted para publicar la cosa en un diario -en el pasillo, antes de llegar a la celda, me había advertido que era la forma más segura de que el buen hombre hablara.
Había dicho “el buen hombre”, y ninguna otra locución, en efecto, parecía mejor para caracterizar al dulce septuagenario de rostro pálido y sonriente, voluminoso cabello blanco cayendo sobre las orejas como el de un Béranger, actitud reposada, casi somnolienta, y ojos ingenuos en los que se abría la flor azul de una mirada de niño.
Pero una chispa viva, de golpe, se encendió en esa mirada de niño. Y mi imaginación descubrió entonces que la flor azul tornaba al resplandor cerúleo del azufre que arde. Los ojos del buen hombre dispararon un rayo que caló en los míos, incisivo hasta provocarme dolor e incomodidad.
-Lo está examinando –me dijo en voz muy baja el guardia-; tengo la sensación de que le cae bien.
El rayo agudo mitigó, la chispa se extinguió, la flor azul volvió a florecer en la mirada de niño y el viejo me dijo con voz lejana y calina:
-Encantado de hablar con usted, señor. Siéntese, se lo ruego; inclínese para poder escucharme, por favor.
Me quedé a solas con el loco. El guardia, luego de salir, había cerrado la puerta, detrás de la cual podía sentirse su inmovilidad silenciosa y alerta.
[...]
Y entonces, siempre con mucha calma, sin ninguna fiebre elocutoria que revelara la agitación cerebral de un loco cabalgando sobre su quimera, con todo el aspecto, por el contrario, de una mente lúcida y ordenada, como un profesor exponiendo metódicamente una ciencia dominada a fondo, capaz de simplificar su ardua materia y ponerla al alcance de un ignorante, improvisó un verdadero curso abreviado de mineralogía y química, relevando todo lo relacionado con la formación, el análisis y la síntesis de piedras preciosas.
No me resultaba difícil seguirlo, y sólo me preguntaba adónde quería llegar, mientras él explicaba la cristalografía, la mineralogénesis, las propiedades generales y particulares, las diferencias de polarización, de densidad, de oxidación que caracterizan a las diferentes especies de piedras, notablemente al diamante y al corindón, que comprende el rubí oriental, la esmeralda y el zafiro. Comentó también que los principales yacimientos se encuentran en las rocas metamórficas y en las napas pleistocénicas, y cómo el misterioso trabajo de la naturaleza logró ser parcialmente reproducido en los laboratorios de la química moderna, tan justamente llamada química del carbono. "



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