Casi todas las mujeres (fragmento)Juan Jesús Armas Marcelo
Casi todas las mujeres (fragmento)

"A los dos les gustaba mucho estar siempre juntos. Viajar juntos por Sicilia, amarse en las habitaciones de los hoteles donde se iban hospedando, comer, cenar juntos, volver a amarse por la noche en otra habitación, en otro hotel, tal vez en otra ciudad de Sicilia. Les gustaba especialmente cenar y desayunar todos los días en la terraza abierta al mar de la Cúpula. Para el desayuno, desde las primeras horas, Stella se encargaba de montar y servir la mesa. Con solvencia y esmero, cuidaba con exquisita dedicación los gustos de Sarah y Néstor Rejón, que había ido conociendo tras los primeros meses en la villa. Café expreso y leche caliente con azúcar, limpia de nata, casi siempre dos huevos fritos, sunny-side up, para don Néstor, sin romper la yema y con la clara sólida, y jamón york y mortadela italiana; bollos y pan tibio de Taormina, croissants, abiertos en dos y ligeramente pasados por la plancha; miel de abeja, dulce de guayaba, mermeladas de naranja y frambuesa, nada de mantequilla; tabla de quesos y frutas de temporada; y, en abundancia, zumo de sanguinella, la naranja catanesa que daba un jugo tan dulce y transparente, de color rojo sangre. Sin haberse separado en toda la noche, a los dos les gustaba reencontrarse en esas primeras horas del día en el desayuno que extendían hasta la mitad de la mañana sin ningún remordimiento del tiempo.
En las acritudes cotidianas de Néstor habían desaparecido desde hacía tiempo las prisas que, durante toda su vida de artista y empresario, fueron su costumbre esencial. Entonces todo era andar de un lado para otro, viajar, buscar el oro de la máxima calidad para las esculturas que no se cansaba de dibujar en sus estudios de Madrid y Nueva York, ir de América a Europa, dos días en París, unas horas en Milán, volar a Londres, dormir en un buen hotel de Berlín, regresar a Madrid. Nada de descansos. Una cena con colaboradores, un almuerzo de trabajo con joyeros, reuniones, información y documentación. Citas secretas con Ana Trejo, en Madrid o Barcelona, interminables debates y discusiones sobre sus sospechas, todavía preguntas en torno a Berta Solán, absurdas discusiones casi todos los días con Mirta Casares. "



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