En las antípodas (fragmento)Bill Bryson
En las antípodas (fragmento)

"Bien entrados los cincuenta, Ayers Rock era inaccesible a todo el mundo excepto a los más devotos excursionistas. A finales de 1960, el número de visitantes anuales no superaba los diez mil. Actualmente a Uluru llega una cantidad igual de turistas como promedio cada diez días. Incluso tiene aeropuerto propio, y Yulara, el complejo turístico que ha surgido para servir a los turistas, es la tercera agrupación más grande del territorio cuando está llena. Yulara está a unos setenta discretos y respetables kilómetros de la roca, y paramos allí primero para conseguir habitaciones. Consiste en una carretera circular donde se ha construido una serie de alojamientos, desde campings a albergues juveniles y los hoteles de lujo más suntuosos.
Como no teníamos nada mejor que hacer, habíamos pasado gran parte de las cinco horas de coche elaborando el programa de actividades durante la estancia. Habíamos decidido pasar la tarde contemplando la roca de forma tranquila y reflexiva, y después dividiríamos lo que quedara del día entre una refrescante zambullida en la piscina del hotel, bebida en la terraza contemplando el sol del atardecer tiñendo la roca con el resplandor rojizo que la ha hecho famosa, un pequeño paseo por el desierto para estirar las piernas y buscar dingos, ualabíes y canguros y, finalmente, una cena refinada y de calidad bajo un cielo de centelleantes estrellas. Al fin y al cabo habíamos recorrido 2.000 km. en dos días y medio. Si alguien tenía derecho a disfrutar de lujo en el desierto, esos éramos nosotros. Así que estábamos bastante animados cuando nos desviamos de la carretera y entramos en los mimados confines de Yulara. "



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