Santos Vega o Los mellizos de la flor (fragmento) "Pues, amigo, de esa perla Genaro se aficionó, y hallándola por fortuna blandita de corazón, luego que de su cariño perfecto se aseguró, una mañana Genaro ciego de amor se estrelló, y a la señora y su esposo la muchacha les pidió. Los patrones le ofrecieron darle una contestación poniéndole solo el conque de tomar información, con respecto a la condata de Genaro, que almitió, bien seguro como estaba que de la averiguación debería resultarle lo mesmo que resultó; pues toditos los informes fueron a satisfacción, como que el mozo gozaba la mejor reputación, de manera que el asunto muy pronto se terminó, y al colmo de su deseo la respuesta recibió. Cinco semanas después con su prenda se casó, sirviéndoles de padrinos doña Estrella y el patrón, y Azucena la preciosa muy feliz se contempló, entregándose á un marido como al que se le entregó. Es verdá que, a buena moza, muy poco le aventajó a Genaro, que también era, sin ponderación, mozo lindo, en cualquier parte, y por tal merecedor de que la mas presumida le dispensara un favor; porque era alto, bien formao, blanco y rubio como el sol, y de unos ojos celestes de un mirar encantador. De ahí, en la mejilla izquierda era su adorno mejor un lunar crespo y retinto, y de una forma y grandor tan sumamente visible, que de lejos, viéndolo. Al golpe lo conocían por aquella distinción; y la fama que tenía de ser el más guapetón de toda la Blandengada que en ese tiempo existió. En fin, se hizo el casamiento y todo el pago asistió a la fiesta de esa boda, en la cual nada faltó: de modo que el paisanaje a gusto se divirtió; y en medio del beberaje, me acuerdo que canté yo unos compuestos al caso; y al fin, una relación, cosa linda, les eché en el baile que se armó. " epdlp.com |