Obsesión (fragmento)Elfriede Jelinek
Obsesión (fragmento)

"La montaña dirige a nosotros un ojo enigmático, y a aquél a quien le echa el ojo, a ése enseguida le echa mucho más, para darle énfasis a su mirada. ¿Quién habla ahí abajo? Sólo somos nosotros. Entonces yo, la montaña, hago que desaparezcáis ahora mismo. El valle, que también fue atravesado de galerías, no quiere ser menos y amenaza con que, en primer lugar, se formará una zona de hundimiento, y a continuación se formarán enseguida taponamientos y el agua filtrada cada vez será menos. Y entonces, dice la vaguada, mofándose por todas las grietas, ¡entonces os vais a enterar!, porque debido a lo pronunciado del desnivel no se puede esperar de ese tapón ningún efecto de apuntalamiento suficiente. Por eso no se puede, habla el valle y su voz cada vez es más fuerte porque debe acallarse a sí mismo, a su propio lamento de vientos subterráneos, es por eso que no se puede deducir, a partir del hecho de que el primer desprendimiento de agua y lodo que se produzca llegue a calmarse, que, suponiendo que se llegue a intentar extraer agua con bombas y levantar tabiques día y noche, que así se consiga entonces una obturación estable, de ningún modo. Ni rastro. Miren. Exactamente eso es lo que quedará de los seres humanos allí abajo.
El señor Janisch prefiere mudarse a una de las casas que ya hay ahí, así tendría dos, el hijo también tendría la suya (todavía no del todo, pues la vieja a quien pertenece vive todavía, por favor, ¡no se olviden de no traerle flores! Hasta el día de su entierro no se la va a obsequiar con algunas, por supuesto, del jardín, ¿para qué si no lo tenemos?), el señor Janisch jr. querrá entonces hacer reformas, pero todo se andará. Todavía vive un ser humano extraño en su interior, no, claro que no en él, un ser humano que no se puede sacar tan fácilmente como la mermelada de un tarro. Incontables horas desagradables le deben las personas de aquí a la montaña, que, en lo relativo a vilezas, le hace continuamente la competencia al lago. Algo se vierte en el lago que no le hace bien, la montaña ha arrojado el bosque protector y se ha convertido en una amenaza para personas, asentamientos e instalaciones; es un bosque con un efecto benéfico preferencial, formemos pues un comité de beneficencia, no para la tala, sino para la retención del agua y de las piedras y para la extracción de dolomía y otras porquerías, pero este bosque no ha cumplido lo prometido. No ha retenido las piedras en su interior, claro, eso hubiese sido magia, dada la enorme cantidad. Y bajo él también se suceden escenas horripilantes, una casa se desprende hacia las profundidades y tan sólo los balcones adornados con flores miran hacia fuera, nos embelesan, ¡tanta belleza en un espacio tan pequeño! Se le hacen unas fotos antes de que desaparezca. Observen ustedes, ese árbol de ahí arriba también es interesante: sus radicelas se mueven desesperadas en el aire para ver si pillan el trozo de tierra que baja rodando hacia el valle, pero el árbol se cae por completo, y en el aire en el que tiemblan sus pequeñas raíces no va a cazar ya ni una mosca, en el aire ya no hay sujeción ninguna. "



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