Los años verdes (fragmento)Yukio Mishima
Los años verdes (fragmento)

"Ahora bien, la síntesis de materialismo y espiritualismo pretendida por Makoto partía de la idea de dividir claramente el lado material y el lado espiritual de la vida humana. La vertiente material, es decir, la parte dominada principalmente por la economía, no implica nunca felicidad. A lo sumo, su función es salvaguardar una felicidad subjetiva (porque la felicidad objetiva es una contradicción en sí misma). En esta parte material tan sólo existe el principio de libertad de contrato, un principio del derecho privado moderno, que no consiente la conformidad y permite la disconformidad. Por consiguiente, se excluye toda compasión humanitaria, incluso la ternura y la sonrisa. El gran problema de la teoría del interés sería resuelto si se investigara el error que hay en la teoría de la plusvalía. De cualquier modo, la teoría de la economía depende de la voluntad individual. Resulta fácil ignorar esa teoría si no se le da importancia. Pues bien, el materialismo es un hijo natural del prejuicio capitalista que afirma: «No hay nada que no se pueda comprar con dinero» o «con dinero se puede comprar cualquier felicidad». Makoto, por lo tanto, iba más allá; era mucho más progresista. Desde un principio, convencido de que lo material jamás sirve para crear la felicidad del ser humano, aprobaba tranquilamente la existencia del interés. Y si el materialismo erige al proletariado como ejemplo, Makoto hace lo propio con un leproso y una mujer estrábica.
Este extraño idealismo de Makoto se manifestaba de forma evidente en su «solución mental». En la hipótesis de que el mismo Makoto pudiera solucionar el problema de la felicidad por la vía de la razón, un problema que el materialismo pretende solucionar por la vía de la economía, alguien con tendencia a sacar conclusiones precipitadas podría pensar que Makoto cree en Dios. Nada de eso; en lo que él cree es en una razón manejada a su manera y en leyes que son productos de esa misma razón. Dicho lo cual, habrá otras personas que opinen, también precipitadamente, que la manera de pensar de este joven es propia de la Ilustración. Pero tampoco es eso.
Lo que más le interesaba a Makoto cuando estaba en la universidad, ya antes de irse al frente, era el derecho penal. Desde la aparición del penalista Ferri se viene discutiendo mucho sobre el punto de vista nuevo y antiguo en esta ciencia del derecho penal. Los partidarios del primero, de tendencia socialista, sostienen el fin instructivo de las penas y están a favor de la abolición de la pena capital. El segundo, por su parte, con tendencias nacionalistas, subraya la importancia del carácter del derecho penal como derecho público. Para Makoto, una sociedad ideal está constituida sobre los elementos contradictorios inherentes en el derecho penal.
Resulta difícil acotar las nociones que los jóvenes de la posguerra japonesa tenían sobre sus extravagantes ideales. Si nos detenemos un poco en estas utopías de Makoto es porque podrán aportar información sobre sus divagaciones. "



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