Encarnación: una filosofía de la carne (fragmento)Michel Henry
Encarnación: una filosofía de la carne (fragmento)

"La estatua no era más que una figura de la subjetividad pura. Sin embargo, actúa. Sus movimientos han devenido los de su mano, órgano objetivo que se dirige a otros cuerpos objetivos externos tocándolos, experimentando en ese contacto una serie de sensaciones. El movimiento que nacía en la esfera de las sensaciones, producido en cierto modo por ellas, es ahora el que las produce, el que las despierta en la medida que, movida por él, la mano toca los cuerpos que encuentra y recorre sus formas. Aparecido en la esfera de la subjetividad pura reducida, el movimiento debería ser también subjetivo en un sentido radical. Devenido el movimiento de un órgano objetivo, es decir, la mano, debería ser objetivo como ella. Por otra parte, sólo así podría desempeñar el papel que le confía Condillac: poner en contacto sensaciones de solidez -sensaciones de las que espera que den a la estatua la idea de un cuerpo impenetrable, externo a ella-. La sensación de solidez que debe producir la idea de exterioridad descansa sobre ésta, sobre la exterioridad previa de una mano objetiva en contacto objetivo con los cuerpos objetivos. "


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