En las nubes (fragmento)Ian McEwan
En las nubes (fragmento)

"El problema de tener la cabeza en las nubes y no ser muy locuaz es que los maestros, sobre todo los que no te conocen mucho, probablemente piensen que eres bastante tonto. O, si no tonto, al menos aburrido. Nadie es capaz de ver las increíbles cosas que pasan por tu cabeza. Una maestra que viera a Peter mirando por la ventana o contemplando la hoja en blanco que tenía sobre el pupitre podía pensar que se aburría o que estaba atascado buscando una solución. Pero la verdad era muy diferente.
Por ejemplo, una mañana había un examen de matemáticas en la clase de Peter. Los niños tenían que sumar algunos números bastante altos en sólo veinte minutos. Casi nada más empezar la primera suma, en la que había que sumar tres millones quinientos mil doscientos noventa y cinco y otro número casi igual de alto, Peter se encontró pensando en el número más alto del mundo. Había leído la semana anterior algo sobre un número con el maravilloso nombre de gúgol. Un gúgol equivalía a diez multiplicado cien veces por diez. Un uno con cien ceros. E incluso había otra palabra mejor, una auténtica belleza: el gugolplex. Un gugolplex equivalía a diez multiplicado gúgol veces por diez. ¡Vaya número!
Peter dejó vagar su mente por ese fantástico tamaño. Los ceros se perseguían por el espacio como si fueran burbujas. Su padre le había dicho que los astrónomos calculaban que el número total de átomos de todos los millones de estrellas que podían ver con sus telescopios gigantes era de uno con noventa y ocho ceros. Todos los átomos del universo juntos no sumaban ni siquiera un solo gúgol. Y un gúgol era una insignificancia en comparación con un gugolplex. Si le pidieras a alguien un gúgol de caramelos de chocolate, no había en el universo suficientes átomos para fabricarlos.
Peter apoyó la cabeza en una mano y suspiró. En ese preciso momento, la maestra dio una palmada. Habían pasado los veinte minutos. Lo único que Peter había hecho era escribir la primera cifra de la primera suma. Todos los demás habían acabado. La maestra había estado contemplando como Peter se quedaba mirando su página, no escribía nada y suspiraba. "



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