Instantes de un castillo de arena "Lo teníamos con una mano. Sin caer superficie apagada por las orillas tornasoleadas de la lengua. Por hablarnos casi, murallita entretenida en el sol demasiado. Te abriré una puerta, una ventana, una bajamar de aldea. El mar, la carretera nacional. Ni parada ni tiesa. A tocar con estos ojos. En vano unos niños se lo han pedido al mar. Entra, se instala. Napoleón paralítico que destroza. Canta. La sal, el torreón, la bandera. Escúchalo. Nosotros. Una niñita basta, consigue atravesarlo, encuentra las cocinas. Cantamos una marsellesa en el desastre. No lo para. Se cae en pedazos el puente levadizo. Difícil tiempo. Encuentro aquel esqueleto del sol extraviado en los años. No, no volveremos. El agua vertical de la ola color viento. Lejos, ¿por qué no todo el mar? Una escoba siete mares, el mar. La bandera era lo que más queríamos, lo que más nos gustaba, la bandera incolor en la luz. Mañana por la mañana. " epdlp.com |