Un viaje a La Paz (fragmento)Hebe Uhart
Un viaje a La Paz (fragmento)

"Cuando tenía veinte años hice mi primer viaje al exterior, fui en tren a La Paz, tardamos tres días en llegar y se podía hacer sociabilidad dentro del tren. Yo fui con Julia Leguizamón, que tenía unos años más que yo. Para mí ella era el colmo del misterio y de la sofisticación intelectual, algo de lo que yo carecía. Tenía un aire a Jeanne Moreau, estaba siempre recostada en la cama del camarote y si salía era como si no tuviera más remedio que hacerlo, como si el pesado mundo le impusiera unas obligaciones agobiantes. Los razonamientos más agudos y fascinantes salían de sus labios sin que ella dejara de observarse en un espejito, se depilaba los pelos invisibles con aire de reina desterrada que se quedó sin criada para esas tareas inferiores y como si estuviera humillada permanentemente por esa situación. Yo la admiraba por la naturalidad con que enunciaba sus razonamientos, que para mí eran descubrimientos (yo los hubiera proclamado por todo el tren), y también por la forma de procesar su pasado desconocido para mí. Una vez pasábamos por un café al que yo quería entrar. Ella dijo: "Aquí no, hay fantasmas". Yo entendí eso de modo literal y pensé: "¿Creerá en fantasmas?". Dije algo al respecto tímidamente y me dio a entender que el asunto era simbólico, pero no me atreví a preguntar más nada. No daba lugar. "


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