El Mechudo y la Llorona (fragmento)Ramón J. Sender
El Mechudo y la Llorona (fragmento)

"En aquel momento llegaban de la bahía lamentos que parecían humanos, pero eran de los coyotes que se acercaban al olor de las ballenas muertas. Algunos indios creían que entre aquellos lamentos estaban los de la Llorona.
Porque con las ballenas muertas había un orden de aprovechamiento: primero los hombres, luego los perros sin amo, luego los coyotes. La diferencia entre estos dos últimos era que los perros gruñían y ladraban y los coyotes se lamentaban como almas en pena.
Iba a marcharse Heinde cuando llegó el tío abuelo de Loreta, con sus confusas maneras de hablar. Se veía que había estado bebiendo y en aquellos casos le gustaba recordar tiempos pasados. Sentía una admiración retrospectiva por Fernando de la Toba, militar español que proclamó la independencia de la península en tiempos del emperador Iturbide.
—Fue cuando vinieron los dos barcos con los sabios que tenían órdenes de los reyes francés y español de estudiar el paso de Venus por delante del sol. Y eran dos barcos que se llamaban «Astrolabio» y «Brújula» y era el año de Venus, que se juntaban las ballenas en las arenas del Malarrimo por centenares y allí se casaban y se cubrían para el empreñe y no es porque Fernando de la Toba fuera amigo de mis amigos, que hombre de calidad era y todo lo bueno que se hizo entonces lo hizo él y… bueno, que nadie se lo estimó ni lo tuvo en nada y hasta le quitaron su nombre a los lugares que lo tenían y ahora se me acuerda una historia que la señora madre de Fernando de la Toba me contó siendo yo muy chico y no se me olvida. Este… Hablo de un señor que era condueño de la mina del Boleo y estaba casado y tenía un hijo y una hija los dos chamacos y su señora se murió y, lo que pasa, el viudo se casó con otra señora y ella le dijo: pues si quieres vivir conmigo tienes que llevar a perder a tus hijos en un escampado y un día que te vayas a cazar coyotes te los llevas y te los olvidas. El chamaco lo oyó y le dijo a su hermanita: compra un bote de pasitas de uva y las vas echando por el camino y así sabremos cómo volver. Y el padre los llevó a perder y la niña iba sacando pasitas del bote y echándolas al suelo con disimulo y el padre se los llevó muy lejos y allí los dejó, perdidos, prometiendo que el día que pasara Venus por delante del sol iría a buscarlos. Pero los chamacos no sabían del sol ni de Venus ni de las ciencias del cielo ni de la tierra, por la edad. Y el papá con el apego de la hembra nueva nunca iba a traerlos. Entonces agarra el chamaco y le dice, este, hermanita, ahora sí que estamos perdidos para siempre. ¿Por qué? Porque los pájaros se han comido las pasitas y ora pos ya no vamos a dar con el camino y como no lo había, pos ni modo. Que entonces agarran y se van andando y andando y llegan a una parte que se encontraron con un viejito encogido que llevaba tres perritos que eran angelitos aunque no lo diría nadie por el semblante. Y uno se llamaba el Rompecadenas y otro el Pies Pesados y el otro Pies Ligeros y les servían de guías en el camino y el viejito se desvaneció con una brisita de niebla. Y todos se van y se van y un día que llegan a una parte en donde estaba una palma muy alta y a la chamaca se le antojaron unos cocos y le dice: bueno, hermano, súbete a cortarme aquellos cocos que están arriba porque tengo sed. Y que agarra y se sube el chamaco y cuando estaba arriba la hermanita le dice como burla: eh, que ya no quiero ir contigo, que me voy con los perritos, y así se fue sola y cuando bajó el chamaco ya no estaba. Y la chamaca había caminado mucho con los tres perritos y cuando estaban dentro de un chaparral la niña dijo: Tengo sed y quiero agua. Y había un pozo. Y el perro Rompecadenas habló como persona y dijo: ahí en el pozo hay agua buena, pero abajo está una espantable serpiente con alas y tres lenguas. Y la chamaca miró alrededor y vio atada a un árbol una princesa que estaba esperando a los sabios de las carabelas «Brújula» y «Astrolabio». Y el perrito Rompecadenas dio un estirón y se vio que era una figura como ángel o persona de mérito y la chamaca se espantó y se fue corriendo y el perro fue a buscar al chamaco y le dijo, este, le dijo: allá abajo está la doncella atada al árbol y en el pozo hay una serpiente con alas y tres lenguas y este, bueno, que más vale que vengas conmigo para salvar a la doncella. Y el chamaco, como que estaba conforme bajó y preguntó por su hermana y el perro Rompecadenas le dijo: Un arriero de la casa de Femando de la Toba se la llevó monte arriba. Y el chamaco fue donde el pozo y mató a la serpiente y le cortó las tres lenguas y desató a la princesa y ella corrió a la casa de su padre. Pero lo que pasa, todos le hacían traición al gran caballero que fue don Fernando de la Toba y el arriero que estaba también al servicio de la serpiente del pozo y había atado a la princesa ya había llegado a casa del rey y le dijo: yo solté a la princesa, que la tenía presa la serpiente. Ya debe de estar cerca de tu casa. Y ella apareció y dijo: Aquí estoy. Y el perro Rompecadenas llegó y como tenía habla de persona dijo: No es verdad, que la mató el chamaco perdido adrede por el padre viudo. Y el arriero que no y el perro que sí y el rey dijo, este, pues si el arriero la mató tiene que casarse contigo, hija, que es mi ley. Y la hija: no, papá, que fue un chamaco. Y el perro Rompecadenas se fue corriendo y volvió con el chamaco y con los otros dos perros. Y la princesa dijo: este chamaco fue. Y él traía en la mano las tres lenguas de la serpiente y cuando el rey las vio dijo: que truenen al arriero contra la pared de la misión y que se case mi hija con el chamaco. Y la boda fue muy sonada y la madrina fue la mera Llorona, que iba vestida con su huipil de seda, y el padrino fue. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com