La mujer desnuda (fragmento)Armonía Somers
La mujer desnuda (fragmento)

"Siempre hay algo más importante que la anécdota, tantas veces prescindible. Me gusta rastreen ese algo más, porque así como existe un oficio de escribir hay también un oficio de leer.
[...]
Una cabeza, algo tan importante sobre eso tan vulnerable que es un cuello... [...] El filo penetró sin esfuerzo, a pesar del brazo muerto, de la mano sin dedos. Tropezó con innumerables cosas que se llamarían quizás arterias, venas, cartílagos, huesos articulados, sangre viscosa y caliente, con todo menos el dolor que entonces ya no existía.
[...]
Hay que dejarse crecer las uñas durante quince días. ¡Oh, qué dulce resulta entonces arrancar brutalmente del lecho a un niño [...]. Luego, de pronto, cuando menos lo espera, hundir las largas uñas en su tierno pecho, cuidando que no muera [...]. A continuación, se bebe la sangre lamiendo sus heridas [...]. Véndale los ojos mientras desgarres sus palpitantes carnes; [...] Le desatarás las manos de hinchados nervios y venas, devolverás la vista a sus extraviados ojos, lamiendo de nuevo sus lágrimas y su sangre.
[...]
La mujer decapitada tomó su antigua cabeza, se la colocó de un golpe duro como un casco de combate. [...] Era, además, difícil y molesto volver al mundo por los ojos, especie de desván donde las cosas y sus imágenes parecían reivindicar por la fuerza de la costumbre su derecho sitio normal, arañando sin compasión la inocencia del aire.
[...]
Rebeca Linke sufrió un repentino vértigo. Quiso dominarlo aferrándose a algo. No había nada próximo. Las estrellas, amontonadas, cual si se soldasen por las puntas, brillaban demasiado lejos. [...] Aquello, ilimitado, lleno de posibilidades de albedrío, mucho más libre que las dudosas cosas del cielo, era la noche propia.
[...]
Sin embargo, esta vez le pareció encontrar algo que jamás había sospechado llevar consigo en sus propias manos. Luego las bajó, se acarició a sí misma el flanco. [...] Cuando la caricia le llegó hasta los pechos, tuvo la sensación de descubrirse después de una inmensidad de olvido. "



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