Historia de un soldado (fragmento)Charles Ferdinand Ramuz
Historia de un soldado (fragmento)

"El diablo. Yo he llegado este mediodía, y él ahora, tardísimo, para ventaja mía. Mira de nuevo por la rendija del telón. Al público. Este pobre muchacho no comprende que la niña está enferma por mi duende: yo estaba aquí mucho antes de llegar; y la podría bien sanar, pero aun hermosa como es ella, no he venido por la doncella. Mira por la rendija del telón. Es por él que he venido: ¡y ya está al caer! Al público. Le robaré la chica a mi placer y ya no tendré más quehacer. Al lector. ¿Recuerdas cómo era?
El lector 9, leyendo. “El coche por los aires se ha elevado
y los cruza, veloz, de lado a lado.…” Reanudación de la “Marcha real”.
Lector 9. Ha sonado la música, el rey me ha recibido, todo sale rodado; me han dicho: —¿tú eres médico? —y yo: —Sí, médico soldado… —Pero es que ya han venido muchos para nada…
—Oh, yo tengo una droga comprobada… —Pues mañana veremos si es tan adecuada… El lector sostiene un juego de cartas y lo baraja. ¡Todo va bien! Lo malo ya pasó. El colega tenía razón. En efecto, ¿por qué no yo? Una muchacha para mí, después de tanto tiempo, ¡sí!
[...]
El soldado. Eso es. ¿Qué os parece, cartas, reinas de embrujos? Siete de corazones, diez de corazones, todo corazones, todo triunfos… Bebe. ¿Por qué no yo?, repito aquí.
Una muchacha sólo para mí, y encima una princesa, ¡sí!…
El diablo aparece junto al soldado con el violín sobre el pecho.
El diablo. Pero alguien se te adelantó: antes que tú, aparecí yo. Silencio. El soldado baja la cabeza y no se mueve.
El diablo, girando alrededor de la mesa. Y yo la sanaré… con esto… Mostrando el violín. Algo que tengo yo en tu puesto, que tú tuviste y ya no tienes… éste que fue el mejor entre tus bienes. Silencio de nuevo. El soldado sigue sin moverse.
Siete de corazones, diez de corazones, reina de corazones,
¡Una suerte cargada de razones! ¿Te lo creíste en realidad?…
Mostrando el violín. El remedio lo tengo yo, y nadie más en la ciudad. Empieza a dar vueltas alrededor del soldado, haciendo malabarismos con el violín.
El lector 10, sordamente. Me tiene preso, es la verdad, tiene la solución más adecuada, y yo no tengo nada: ¡nada de nada!
Se detiene bruscamente.
El diablo, paralelamente de ahora en adelante a las réplicas del lector y el soldado, al tiempo que llena los espacios haciendo malabarismos con el violín. ¡Y basta con un poquitín de música! ¡Música, música, música!. "



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