Mundo pompeyano (fragmento)Aureliano Fernández-Guerra
Mundo pompeyano (fragmento)

"El edificio más completo, que aún subsiste en pie, es de argamasón, y de forma circular; su diámetro 7 metros y 6 centímetros. Hay una puerta para penetrar en lo interior, pero es preciso inclinarse, porque el piso está cubierto de tierra, que obstruye o dificulta la entrada. Por arriba tiene una especie de cornisa de la misma argamasa, la cual remata el edificio. Otro ya arruinado se encuentra frontero, y de él sólo se conserva parte de la bóveda, donde las filtraciones de las aguas han formado caprichosas estalactitas.
Hace muy poco que, practicadas algunas excavaciones en la cumbre del cerro en busca de tesoros, se han hallado grandes sillares, y la pared entera de una casa, con otras que destruyeron por su codicia, o que ya lo estaban antes, al quedar sepultadas entre las demás ruinas.
En toda la extensión de los Villares se ven ladrillos y barros antiguos, y en su circuito se reconocen cimientos de torreones y de murallas, particularmente sobre la orilla del río Yeguas, que lleva sus aguas al Genil, después de bañar el cerro del Atalaya. En esta dirección se ha descubierto, no hace muchos años, una cañería, y todavía se notan allí cimientos de edificios, sillares, etc., y los vestigios de un puente hacia Estepa, a la que iba una realenga desde el Puente viejo, o romano, sobre el Genil, de que antes se ha hablado. La altura del cerro, computada desde el río, es de treinta metros, y comprende unas setenta fanegas de tierra.
Aquí se encontraron las inscripciones de Ventipo, que el marqués de Valdeflores vio y copió en Casariche. La casa de Bartolomé de Soxo, adonde dice Jurado (Ulia Romana y fundación de Montilla, manuscrito de la Biblioteca de Medinaceli) que primeramente fueron llevadas, es la misma que hoy sirve de posada en la plaza de dicha villa. En una casa inmediata me aseguraron que existía hace poco tiempo otra inscripción; pero ha desaparecido ya, siendo inútiles cuantas diligencias he practicado para examinarla y sacar su traslado. La única persona aficionada que había en el pueblo era el maestro de humanidades, que recogió varias medallas encontradas en aquestos Villares, entre ellas las de Ventipo, que remitió a D. Domingo de Silos Estrada, vecino de Osuna. Por mí no he podido adquirir más que una preciosa medalla de plata, del emperador Domiciano, perfectamente conservada, que acompaño con las anteriores. "



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