Las hienas (fragmento)Enrique Medina
Las hienas (fragmento)

"Sería el colmo que después de tanto lío me tuviera que perder el final. La pobre piba no paraba de llorar, estaba toda roja y con los pelos revueltos, se abrazaba a la amiga como si fuera su única salvación. El viejo no se le despegaba de al lado y no paraba de decirle que ya había pasado todo y que se dejara de joder de una vez por todas. Uno de los enfermeros, o empleados, dijo que la dejaran pasar que la iba a revisar. Hubo un murmullo fulero. Ya eso significaba que se empezaban a romper los lazos. No podríamos ver. Y todos teníamos derecho a ver. ¿Acaso no estuvimos todos haciendo fuerza? ¿Acaso no gritábamos el olé con ganas para que la ratita muriera, como realmente murió en la jeta de la Gorda boluda? ¿Dónde estará? ¿Se las habrá picado? Mejor. Me quedo hasta el final y veo si engancho a las pibas con el cuento de acompañarlas a su casa o a tomar un café para que se calmen. Pobre chica. Yo estaba bien encaminado porque me había percatado que el viejo estaba acompañado de otra vieja y por lo tanto tenía camino libre. ¡Olé!
Entonces hubo alguien que dijo que había que revisar a la ratita para saber si estaba rabiosa o no. Sí, sí, la ratita, hay que buscar la ratita. Todos decían que había que ir a buscarla pero nadie se movía. El empleado más viejo empezó a echarlos a todos y pensé que si yo traía la ratita tendría una buena excusa para quedarme adentro de la farmacia y en una de esas pasar al cuartito privado y relojear la revisación de la gambeli. Entonces grité, igualito al último de los mohicanos. "



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