© epdlp 1962 | 31 años Edificio Monés Barcelona | España |
© epdlp 1968 | 37 años Habitatges Vía Augusta Barcelona | España |
© epdlp 1968 | 37 años Casa Calatrava Barcelona | España |
© epdlp 1992 | 61 años Habitatges Vila Olímpica Barcelona | España |
Biografía: Arquitecto español nacido en Menorca. Junto a Pere Llimona dejó una importante huella en Barcelona y en toda Cataluña. Ambos forman parte de ese conjunto de barceloneses que, con un trabajo más que digno, dieron lustre a la cultura contemporánea catalana. Su obra está ahí, en el edificio Via Augusta (1968), que fue premio FAD, el bloque de viviendas de Aragó/Casanova, el pabellón de Cataluña en la Expo de Sevilla, un edificio en la Vila Olímpica, el mercado de la Sagrada Familia, los CAP de Barberà del Vallès, del Masnou, Alella y Teià, las escaleras mecánicas de Montjuic y Vallcarca y un conjunto excelente de casas en Menorca, Pallejà y Sant Andreu de la Barca. Xavier Ruiz Vallés fue un hombre culto, su abuelo, el escritor menorquín Ángel Ruiz i Pablo, y su padre, el periodista Jaume Ruiz Manent, que fue director de El Matí, corresponsal de Le Journal de Genève y colaborador de La Vanguardia y Destino, le dejaron como herencia un gusto renacentista y una curiosidad universal. Todo le interesaba y leía con fruición, saber que, además, transmitía con un punto de socarrona pasión. Melómano e historiador vocacional, era un conversador culto, sin alardes ni esnobismos, capaz de mantener la reunión hasta altas horas de la madrugada sin que diera apenas muestras de cansancio. Pero más que su obra arquitectónica y su gusto por el saber, el legado de Xavier Ruiz Vallés ha sido su honestidad y su liberalidad. Menorquín obstinado, hizo del mar de Fornells su segunda casa, en la que encontraron acogida todos cuantos se acercaron para gozar de su mano abierta, y que no fueron pocos. Tranquilo, sabía estar en cualquier situación, con ese refinamiento y exquisitez que da una educada sensibilidad. Políticamente comprometido en el centroizquierda y personalmente abierto a todos, Xavier Ruiz Vallés dejó el legado de su obra arquitectónica, de su generosidad sin fronteras y, sobre todo, de aquello que los catalanes llaman “bonhomía”. © Josep M. Soria Galardones: FAD (1968) |