Karl Otto Boelitz

Alemania | 1905-1968

1945 | 40 años
Casa Acerbi
Tossa de Mar | España

Biografía:

Arquitecto alemán nacido en Nuremberg. Hijo de Martin Boelitz (1874-1918), poeta, periodista y editor instalado en Wesel, se quedó huérfano a los nueve años, y su tío se encargó de su educación. En 1925, éste fue nombrado ministro de Artes, Ciencia y Educación en Berlín. El joven Boelitz tuvo mucho contacto con los intelectuales alemanes de ese tiempo, como los arquitectos de la Bauhaus. La familia Boelitz emigró a París por decisión propia con el objetivo de llegar a España. Tal y como lo describe su hija, Lux Vidal Boelitz, viajando por carretera, después de una curva, descubrieron Tossa de Mar, se enamoraron y decidieron establecerse allí a vivir con los pescadores. Tossa se convirtió en refugio de artistas, pintores, escritores, filósofos, fotógrafos y arquitectos. Todos ellos eran conocidos y amigos de Boelitz. Otto Boelitz encontró a su amigo y compatriota Gerhard Planck, arquitecto y antiguo alumno de la Bauhaus. A los Boelitz, instalados entre Barcelona y Tossa, les atrapó el inicio de la Guerra Civil Española en Mallorca. Entonces volvieron a Francia. Otto Boelitz asistió a la Escuela de Arquitectura de París, donde vivió en primera persona la influencia del movimiento moderno en la arquitectura. En 1940 tuvieron que volver a Barcelona en calidad de refugiados, indocumentados y apátridas. Con los años, se instalaron en Montcada i Reixach y veranearon en Tossa, donde se relacionaron con su gente y se integraron muy bien en su vida cotidiana. Bauhaus fue una escuela de arte, arquitectura y diseño que se convirtió, entre otras disciplinas, en una fábrica de arquitectos llamados primeros racionalistas. Su arquitectura se caracterizaba por la ausencia de ornamentación y armonía entre la función y los medios artísticos y técnicos. Otto Boelitz recibió sus influencias culturales y arquitectónicas. La Casa Acerbi (1945), su obra más conocida, se acerca a lo que Mallet Stevens predicaba, espacios escenográficos perfectos para ser vistos, donde no se priorizaba la funcionalidad, como en la Bauhaus, sino más bien la apariencia. En 1948 los Boelitz emigran a Estados Unidos, donde en 1968 muere el arquitecto. © Revista de Girona

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