1929 | 42 años Danza de la vida, La Dance of Life, The D: John Cromwell & Edward Sutherland M: John Leipold |
1929 | 42 años Close Harmony Close Harmony D: John Cromwell & Edward Sutherland M: John Leipold |
1934 | 47 años Un amor prohibido Fountain, The D: John Cromwell M: Max Steiner |
1934 | 47 años Mística y Rebelde Spitfire D: John Cromwell M: Bernhard Kaun |
1934 | 47 años Cautivo del Deseo Of Human Bondage D: John Cromwell M: Max Steiner |
1936 | 49 años Pequeño Lord, El Little Lord Fauntleroy D: John Cromwell M: Max Steiner |
1936 | 49 años Un Banjo en mi Rodilla Banjo on My Knee D: John Cromwell M: Jimmy McHugh |
1937 | 50 años Prisionero de Zenda, El Prisoner of Zenda, The D: John Cromwell M: Alfred Newman |
1938 | 51 años Argel Algiers D: John Cromwell M: Vincent Scotto |
1939 | 52 años Lazo Sagrado, El Made for Each Other D: John Cromwell M: Oscar Levant |
1939 | 52 años Dos Mujeres y un Amor In Name Only D: John Cromwell M: Roy Webb |
1940 | 53 años Lincoln en Illinois Abe Lincoln in Illinois D: John Cromwell M: Roy Webb |
1941 | 54 años Así Acaba Nuestra Noche So Ends Our Night D: John Cromwell M: Louis Gruenberg |
1942 | 55 años Hijo de la furia, El Son of Fury D: John Cromwell M: Alfred Newman |
1944 | 57 años Desde que te fuiste Since You Went Away D: John Cromwell M: Max Steiner |
1945 | 58 años Su milagro de amor Enchanted Cottage, The D: John Cromwell M: Roy Webb |
1946 | 59 años Ana y el rey de Siam Anna and the King of Siam D: John Cromwell M: Bernard Herrmann |
1947 | 60 años Callejón sin salida Dead Reckoning D: John Cromwell M: Marlin Skiles |
1947 | 60 años Mi corazón te guía Night Song D: John Cromwell M: Leith Stevens |
1950 | 63 años Sin remisión Caged! D: John Cromwell M: Max Steiner |
Otros Films: 1929 JAZZ BAND (con A. Edward Sutherland) 1929 LA DANZA DE LA VIDA (con A. Edward Sutherland) 1930 LA CALLE DEL AZAR 1930 TODO UN HOMBRE 1931 HE WORLD AND THE FLESH 1935 CANCION DE AMOR 1958 LA DIOSA Biografía: Director de cine estadounidense, cuyo verdadero nombre era Elwood Dagger Cromwell, nacido en Toledo (Ohio). Reconocido actor, director y productor teatral desde 1906, con el reclamo del sonoro en ciernes, marchó a Hollywood, donde debutaría como director con el filme Jazz Band (1929) en compañía del mediocre A. Edward Sutherland, rémora que deberá también arrastrar en su siguiente cinta, La danza de la vida (1929). Consigue que la Paramount le deje ya dirigir solo, y logra así su primer éxito, La calle del azar (1930), en el que también intervino como actor. Gran director de mujeres, estuvo casado con cuatro actrices a lo largo de su vida (Alice Indahl, Marie Goff, Kay Johnson -con quien tuvo al larguirucho actor James Cromwell- y Ruth Nelson). John Cromwell pronto se especializó en el melodrama sentimental, aunque alguna vez se adentró en el género de la aventura, con bastante acierto además: dirigió una divertida adaptación de la maravillosa novela Las aventuras de Tom Sawyer (1930), con Jackie Coogan, el ‘chico’ de Chaplin, como el golfillo personaje de Mark Twain. Se encargó de engrandecer un simple producto de amores exóticos en El hijo de la furia (1942), con un apuesto Tyrone Power y una maravillosa, nunca tan guapa, Gene Tierney, como nativa de la isla “desierta” a la que viaja Power para preparar su venganza contra su tiránico tío, George Sanders. Y, sobre todo, la magistral versión de la novela homónima de Anthony Hope El prisionero de Zenda (1937), una auténtica delicia doblemente interpretada por Ronald Colman, como el mayor Rassendyll y el estirado rey Rudolph V, Douglas Fairbanks Jr. en el papel de Rupert von Hentzau (que inmortalizaría años después, en la versión en Technicolor de Richard Thorpe, 1952, James Mason), y la bellísima actriz británica Madeleine Carroll en el de la princesa Flavia. Considerada, ahí es nada, por el New York Times como “la mejor película de todos los tiempos”, la cinta, dirigida con auténtico brío por Cromwell, es un espectáculo inolvidable, donde no faltan peripecias, traiciones, duelos, trajes fastuosos y malos, finalmente vencidos, por supuesto. La música de Alfred Newman funciona todavía hoy como una sinfonía casi independiente del filme y la fotografía en blanco y negro de James Wong Howe, el más sorprendente torrente de imaginación y luminosidad que un director, con un mínimo de talento, necesita para crear una obra maestra. Contratado casi toda la vida por la RKO, gozó de la eterna confianza también del famoso productor David O. Selznick, para el que dirigió un clásico de los años 30 (vehículo de lucimiento del actor-niño de moda, Freddie Bartholomew), basado en la novela de Frances Hodgson Burnett, El pequeño lord (1936), y otro de los años 40, Desde que te fuiste (1944), un verdadero boom que obtuvo nueve nominaciones al Oscar, aunque sólo lo ganaría Max Steiner por su melódica banda sonora. En el melodrama siempre se sintió cautivado por lo sublime, y sus actrices salieron ganando: Carole Lombard estaba espléndida en Dos mujeres y un amor (1939), la otra fémina del título era Kay Francis, que también resultaba conmovedora, y el amor, Cary Grant. Tuvo el honor de dirigir el primer título norteamericano de Hedy Lamarr, Argel (1938), remake del clásico de Julien DuvivierPépé Le Moko (1936), con Charles Boyer en el papel del célebre ladrón parisino, oculto en la capital argelina, que comete el error “comprensible” de enamorarse de la Lamarr; puso toda su convicción en Dorothy McGuire para protagonizar Su milagro de amor (1945), una fantasmagórica historia en el que dos enamorados (el otro es Robert Young, desfigurado) superan sus problemas físicos gracias a un amor sublime; y arrancó una suntuosa interpretación de Irenne Dunne para la bonita versión no musical de Ana y el rey de Siam (1946), también protagonizada por Rex Harrison, en su debut en Hollywood. Traicionado por Howard Hugues, quien le acusó falsamente de ser comunista, fue (black-listed) incluido en las tristemente célebres Listas Negras por lo que abandonó Hollywood. En 1958, volvería tan sólo para dirigir The Goddess, biografía encubierta, obra de Paddy Chayefsky, de Marilyn Monroe. Antes de retirarse definitivamente de la circulación, estuvo ‘vagabundeando’ por cinematografías como la filipina y la sueca, volviendo, ya muy mayor a Hollywood, poco antes de morir, a petición de Robert Altman. Mientras no pudo trabajar en el cine, retornó al teatro como actor -se iniciaría como tal con “Little Women” una obra estrenada en Broadway en 1920-, siendo el padre de Henry Fonda en la obra de John Marquand ‘Point of No Return’. Afirman los que lo vieron que estuvo brillante. © Juan Carlos Paredes |