D'Abbadie

Harry D'Abbadie D'Arrast


 Argentina | 1897-1968






















1930 | 33 años
Falsa personalidad  
Laughter
D: Harry D'Abbadie D'Arrast
M: Vernon Duke




















1934 | 37 años
Traviesa molinera, La  
La traviesa molinera
D: Harry D'Abbadie D'Arrast
M: Rodolfo Halffter




Otros Films:

1927 AL SERVICIO DE LAS DAMAS
1927 A GENTLEMAN OF PARIS
1927 SERENADE
1928 FEMINIDAD
1928 DRY MARTINI
1933 TOPAZE
1935 THE THREE CORNERED HAT



Biografía:
    Director de cine nacido en Buenos Aires (Argentina) en el seno de una familia ilustre originaria del País Vasco continental. Su formación cosmopolita que incluía un cierto aire aristocrático y conocimientos de inglés, francés y castellano fue determinante en su futuro desembarco a Hollywood. Así, después de estudiar Arquitectura y luchar en la Primera Guerra Mundial -aventura que le dejó una mano lisiada para siempre y una medalla de la Legión de Honor- Henri partió a la meca del cine tras encontrarse a un americano en Paris que le habló de las grandes oportunidades de hacer fortuna allí. Su ingenio y su elegancia le abrieron pronto muchas puertas y contactó enseguida con la crema de Hollywood. Estrellas míticas como Charlie Chaplin, Marion Davies, William Randolph Hearts, Sam Wood, Douglas Fairbanks, Mary Pickford o Gloria Swanson encontraban fascinante al culto y elegante extranjero llegado de Europa. Gloria Swanson lo introdujo en la industria consiguiéndole un puesto de asesor en The Impossible Mrs. Bellew (1922) de Sam Wood. Luego le proporcionó un papel de músico gaucho en My American Wife (1923) del mismo director. Pero el paso decisivo fue su encuentro con Charlie Chaplin. El gran genio del cine no dudó en aprovechar el bagaje cultural de Harry y lo contrató como consejero artístico para su película A Woman of Paris (Una mujer de París) (1922). Después le confió el puesto de ayudante de dirección en su gran obra The Gold Rush (La quimera del oro) (1924). La gran amistad que creció entre ambos cineastas -Chaplin llegó a pasar unas vacaciones en Baigorri hospedado en el castillo de Harry- acabó por deteriorarse. Pero Harry tuvo en esos años al mejor maestro del cine y pronto se vio preparado para lanzarse a la aventura de dirigir sus propias películas.

Sus dos primeros largometrajes Service for Ladies (1927) y A Gentleman of Paris (1927) no pueden escapar de la poderosa influencia de Chaplin. La semejanza del título entre A Gentleman of Paris y A Woman of Paris es evidente. Además, Adolphe Menjou, protagonista de ésta última, trabajó en las dos películas de Harry. Luego dirigió Serenade (1927), también con Adolphe Menjou como actor principal, The Magnificent Flirt (1928) y Dry Martini (1928), su primera película sonora, con Mary Astor y Albert Conti como estrellas. En total cinco comedias sofisticadas, ingeniosas y elegantes que reflejaban como un espejo la seductora personalidad de su autor. El trabajo de Harry tras la cámara tuvo mucho éxito entre el público y la crítica se rindió al encanto de su propuesta artística llegándole a comparar con el genio judeo-alemán Ernst Lubitsch. Pero desgraciadamente Harry no sólo tenía encanto. La altanería, el orgullo y el mal carácter también formaban parte de su personalidad. Y esa actitud le fue granjeando enemistades con los productores más importantes de Hollywood. Le apartaron de Raffles (1930) cuando ya había rodado gran parte del film tras un agrio enfrentamiento con Samuel Goldwyn. Ese año rodó Laughter, con Frederic March, todo un referente para la comedia musical posterior en Hollywood. Logró en 1931, gracias a su trabajo en esta película, una nominación al Oscar de la Academia al Mejor Guion Adaptado, siendo el primer vasco en lograr tal distinción. Pero su suerte estaba echada en Hollywood. Rompió con el poderoso Irving Thalberg y abandonó la película Hallelujah, I'm a Bum? tras un enfrentamiento con el productor Joe Shenck. Pudo rodar todavía Topaze (1933), con John Barrymore y Myrna Loy.

A partir de ese momento abandonó Estados Unidos y se dirigió a España con su esposa la actriz americana Eleanor Boardman. Allí rodó La traviesa molinera (1934), una de las mejores películas españolas de la época. Desgraciadamente el incendio del laboratorio donde se guardaba el negativo original y la desaparición de las copias ha impedido que esta obra de arte llegue a nuestros días, aumentando más si cabe el sino trágico de este cineasta marcado por la mala fortuna. Federico García Lorca dedicó este encendido elogio a La traviesa molinera: "es tan exquisita y bella esta película... que no parece española". Y Chaplin, en una encuesta sobre las mejores películas de la historia del cine realizada por la Film Library del Museo de Arte Moderno de Nueva York sólo mencionó este título. Pero es que el gran Fritz Lang, al hablar de las películas americanas de Harry, las situó "entre las más deliciosas películas de toda la historia del cine". Sin embargo, a pesar de sus logros artísticos, jamás pudo volver a trabajar en Hollywood. Todos sus intentos de retomar su carrera chocaron contra un muro. Se había granjeado enemigos demasiados poderosos en la meca del cine. Se retiró al castillo familiar de Baigorri. Acudía con frecuencia a Montecarlo porque le fascinaba el juego. Allí murió en 1968, olvidado por todos. Fue enterrado en la tumba familiar del pequeño pueblo bajonavarro. En 1990 el Festival de Cine de San Sebastián rescató su figura mostrando una retrospectiva de su obra y editando el libro El caballero d'Arrast de José Luís Borau.  © Carlos Roldán Larreta



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