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  Luis Carandell


    España | 1929-2002
Carandell
  Escritor español nacido en Barcelona. Padre de dos hijas, su Celtiberia Show marcó a toda una generación, pero fueron sus crónicas parlamentarias en los años ochenta las que le dieron mayor popularidad. A los 18 años se trasladó a Madrid, donde estudió Derecho, y en 1952 empezó a trabajar en El Correo Catalán. Poco después, se trasladó a El Cairo, desde donde enviaba sus crónicas para El Noticiero Universal y otros periódicos. Después de Egipto viajó a Tailandia, Singapur, Ceilán y Calcuta. De aquellos años nació el libro Oriente Medio. Vivió tres años en Japón. En 1961 fijó su residencia en Madrid y a mediados de 1968 entró como redactor en la revista Triunfo, donde publicó las secciones "Silla de pista" y "Celtiberia show", cuya recopilación en un libro se convirtió en gran éxito de ventas. Escribió también para Informaciones, Por favor y Diario de Barcelona. A finales de los años setenta trabajó en Cuadernos para el Diálogo y comenzó sus colaboraciones habituales con Diario 16. En 1982 se convirtió en cronista parlamentario de Televisión Española. Se declaró a sí mismo como un defensor de la conversación y de los conocimientos y saberes inútiles. Para él, la tertulia era un modo de vida y por ello fundó en los ochenta la suya propia. En La Taberna del Alabardero, junto a Vicente Verdú, Manuel Gutiérrez Aragón, Félix Santos, Ángel García Pintado, Fernando Castelló, José Antonio Gabriel y Galán, Manu Eléxpuru, Luis Lezama, Andrés Berlanga, Ángel Fernández-Santos y Miguel Ángel Aguilar, desgranaba hasta el amanecer sus historias. Presumía de no ir al cine desde el día de su primera comunión, en que lo llevaron vestido de marinero. Un recuerdo que le hizo aborrecer las salas de cine el resto de su vida. Carandell se trajo de sus años en Oriente no sólo una vastísima cultura de la que jamás alardeaba, sino una afición, la papiroflexia, que lo convertía a ojos de los hijos de sus amigos, también contribuían la barba y la mirada burlona por encima de sus gafas, en una especie de mago Merlín. La papiroflexia era un saber inútil que, además, le unía a uno de sus maestros, Unamuno.  © Elsa Fernández Santos

Textos:


La familia Cortés (fragmento)
Viaje al monte Athos (fragmento)
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