Attila József

Hungría | 1905-1937

Poeta húngaro, forjó en sus orígenes populares su fuerte temperamento revolucionario. La perfección formal de sus primeros poemas, no exentos de refinamiento, llamó poderosamente la atención en su época, como El mendigo de la belleza (1922), Un león transparente (1924) y Es a mí a quien entierran (1926). Durante los años 1925-1926, mientras era estudiante en Viena, conoció a los vanguardistas húngaros Kassak y Déry, quienes habían fundado en Budapest la revista Dokumentum, de la que recibió cierta influencia. Entre octubre de 1926 y julio de 1927 vivió en París, donde se relacionó con el entorno activista de los trabajadores húngaros, se afilió a la Unión Anarco-Comunista y realizó algunos cursos de lengua y literatura francesas en la Sorbona. Escribió entonces algunas poesías en francés, que recogió en Medallas y Corales (1928), donde se percibe la influencia del surrealismo junto con elementos populares húngaros. De nuevo en su país natal, consolidó sus compromisos políticos y, durante el régimen de Miklós Horthy, perteneció a una organización comunista clandestina. Pero József, como los poetas rusos Maiakovski o Esenin, fue un comunista ontológico, por amor al pueblo y a los pobres. En 1933 fue al parecer expulsado del partido, aunque siguió siendo el poeta oficial de la clase obrera bajo el régimen comunista de posguerra. Desde entonces, su poesía, intencionadamente narrativa, se desplegó con una amplitud y un poder de evocación incomparables, en poemas como "La tristeza del expulsado del partido", "A orillas del Danubio" y "Levegott". Su vida personal, sin embargo, no se vio libre de conflictos amorosos, lo que le llevó a psicoanalizarse en varias ocasiones y, en 1936, después de una de sus sesiones, escribió El cuaderno de ideas libres, gran poema Dadá que permaneció inédito durante casi medio siglo. Ese mismo año fundó una revista, La Palabra Hermosa, y poco después puso fin a su vida arrojándose a las vías del tren. © eMe

Textos:

Despedida (fragmento)