Brauner

Victor Brauner


 Rumanía | 1903-1966




1925 | 22 años
Ilarie Voronca
Óleo sobre lienzo.
Colección particular
109 x 70 cm.



1930 | 27 años
Paisaje surrealista
Óleo sobre lienzo.
Colección particular
55 x 46 cm.



1935 | 32 años
Composición con Retrato
Óleo sobre lienzo.
National Museum. Bucarest
110 x 85 cm.



1935 | 32 años
Sin título
Tinta y acuarela sobre cartón.
Colección particular
49.7 x 32 cm.



Biografía:
    Pintor y escultor rumano, nacido en Pietra Naemtz. Fue un prolífico representante del movimiento surrealista. Brauner creció en Rumanía, donde estudió magia, aspecto que se reflejaría más tarde en su trabajo. Después de una corta permanencia en la Academia de Bellas Artes de Bucarest, comenzó a aprender de manera autodidacta. Se inició en la pintura y la escultura a los 20 años, cuando aún sonaban los ecos dadaístas en su país. En 1924 diseñó las ilustraciones para Salomé, de Wilde, y fundó la revista de pintura y poesía 75HP, de corte dadaísta, junto con Ilarie Voronca, introduciendo el término "picto-poesía". Ese mismo año expuso sus obras en Bucarest, causando un gran escándalo. Posteriormente colaboró con diversas revistas sobre arte surrealista como Unu (1928-31) y Alge (1933). En 1929 realizó su primer viaje a París, donde encontró a sus compatriotas, el filósofo Fondane, pionero de la filosofía del absurdo, y al también escultor Brancusi, que se había destacado por su repulsa hacia la cultura de la vieja Europa. Desde entonces residió en París, donde se adhirió al grupo surrealista, presentado por Tanguy. Su exhibición de pintura surrealista de 1934 en la Galerie Pierre de París recibió el aval de una presentación escrita por André Breton. Mostró una pintura de temas fantásticos y mitológicos, cargada de primitivismo fundamental y construida sobre una trabajada técnica. Pintor de premoniciones, Brauner trabajó en su país en una serie de pinturas representando la mutilación del ojo, que irrealmente prefiguraron la pérdida de su propio ojo izquierdo a su vuelta a París en 1938 en una pelea con los artistas Óscar Domínguez y Esteban Francès. Comenzó entonces un inspirado periodo, en el que produjo series mágicas de objetos y pinturas cuya irrealidad parecía rebasar incluso los límites del surrealismo; envolvía sus cuadros en sugerentes neblinas entre las que se articulaban seres irreales y quiméricos. En 1939 se refugió de la guerra en Gap, en los Alpes, donde experimentó con la técnica de la cera creando figuras inspiradas en el mundo de la magia. Tras la liberación regresó a París, donde se estableció definitivamente. Victor Brauner, que siempre se afirmó independiente, inició a partir de 1948 sus meditaciones sobre la naturaleza, que dominaron su obra hasta su muerte. Su pintura, de innegable calidad plástica, excede en ocasiones el dominio de lo pictórico, convirtiéndose entonces en un procedimiento psicoanalítico, en el que el autor es el propio objeto de representación y en el que se busca el arquetipo que sobrevive a la metamorfosis a través del primitivismo y del lenguaje del mundo de las ciencias ocultas. Con la disolución del grupo surrealista su obra cayó en el olvido, a pesar de la promoción realizada por Michael Tapié, durante la década de los 50, pero en la siguiente época su trabajo se revalorizó. En 1966 su obra fue seleccionada para representar a Francia en la Bienal de Venecia, junto con Raysse, Schneider y Martin, entre otros.  © Juan Miguel Moraleda



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