1927 | 17 años Bodegón de la mandolina Óleo sobre lienzo. Colección particular 47.5 x 54 cm. |
1953 | 43 años La Piazzetta Acuarela. Colección R. G. e I. V. Madrid 27 x 36 cm. |
1961 | 51 años Tejados de Madrid Gouache sobre papel. Colección particular. Barcelona 49 x 62.5 cm. |
1962 | 52 años Ponte Vecchio Gouache sobre papel. Colección particular. Madrid 46 x 62 cm. |
1971 | 61 años Los baños del Tevere Gouache sobre papel. Colección particular. Valencia 31 x 39 cm. |
1972 | 62 años Homenaje a Takanobu Gouache sobre papel. Colección particular. Valencia 54 x 75 cm. |
1973 | 63 años Retrato de Ana Font Óleo sobre lienzo. Colección particular. Barcelona 90 x 50 cm. |
1979 | 69 años Autorretrato con metrónomo Óleo sobre lienzo. Colección Caja de Ahorros del Mediterráneo 60 x 75 cm. |
Biografía: Pintor y escritor español nacido en Murcia. Su padre, litógrafo de profesión, lo introdujo en el mundo de la pintura. Admirador del cubismo de Picasso al principio y de Velázquez, Tiziano o Van Gogh más tarde, con 17 años expuso en París. En la Segunda República, realizó decorados para obras de teatro de García Lorca y participó en el Pabellón de España en la Exposición Universal de París. Tras la Guerra Civil, se exilió en Francia hasta 1952, cuando emprendió viaje a México. En dicho país se enfrentó con Diego Rivera, mientras se relacionaba con artistas como Octavio Paz o Xavier Villaurrutia. En 1956, regresó a Europa y se instaló en Italia. Para él, Venecia era la capital de la pintura. Italia le sirvió de puente hacia su país natal, al que volvió en la década de los sesenta. Fue amigo del escritor Jorge Guillén y de buena parte de la Generación del 27, con los que compartió el camino de la tradición y un cierto rechazo a la vertiente superficial de la modernidad. Gaya, apasionado de la obra de Velázquez, se consideró asimismo un artista desarraigado y nunca siguió los dictados de la moda. Contemplar un cuadro de Gaya es sumergirse en un apasionante pulso con la luz, en un continuo juego de colores y luminosidades en el que la forma es sólo insinuación, la captación de la esencia íntima de los pequeños objetos. Como dijo él mismo en uno de sus versos: “Pintura no es hacer: es sacrificio, es quitar, desnudar, y trazo a trazo, el alma irá acudiendo sin trabajo." © epdlp Galardones: Nacional de Artes Plásticas (1997) Velázquez (2002) Su obra literaria en El Poder de la Palabra |