Rebolledo

Benito Rebolledo


 Chile | 1880-1964




1920 | 40 años
Niños en la playa
Óleo sobre lienzo.
Colección particular




1925 | 45 años
Un paseo por la orilla
Óleo sobre lienzo.
Colección particular




1930 | 50 años
El Huaso
Óleo sobre lienzo.
Colección particular
43.8 x 70.5 cm.



1935 | 55 años
La vaca
Óleo sobre lienzo.
Colección particular




Biografía:
    Pintor chileno nacido en Curicó. Paisajista de marinas y animales, vital y colorista, es uno de los creadores más prestigiosos del tránsito del arte americano hacia el siglo XX, aunque en su obra persiste la orientación academicista ausente en artistas que ya anunciaban una mayor autonomía del lenguaje pictórico. Se interesó por el arte desde muy joven y cursó estudios de pintura, escultura y dibujo en las Escuelas Nocturnas. A los quince años se hallaba ya instalado en Santiago donde, además de aprender las técnicas del cartelismo y la pintura decorativa, convivió con un grupo de artistas y obreros ilustrados, la denominada Colonia Tolstoiana, que trabajaban en torno a temas de realismo social y con los que compartió ideales políticos anarquistas. De esta época datan las primeras obras de Rebolledo, imbuidas del espíritu combativo que le animaba y con títulos tan expresivos como Sin pan y Humanidad. Tanto su evolución posterior hacia el paisaje luminoso y natural como estas muestras más ligadas a la realidad social de sus inicios, le aproximan al pintor valenciano Joaquín Sorolla, el artista que más influyó al joven pintor chileno, por encima de Pedro Lira, Juan Francisco González y Fernando Álvarez de Sotomayor, sus maestros en la Academia de Bellas Artes. Sin embargo, el conocimiento y relación de Rebolledo con el arte europeo lo alcanzó sólo a través de reproducciones e imágenes impresas, ya que, en varias ocasiones, rechazó la oferta del gobierno chileno para realizar estancias de estudio en París y otras ciudades del viejo continente. De espíritu independiente y temperamento impulsivo, pronto halló un estilo propio en su dedicación plena a la pintura, que simultaneó con la práctica deportiva del boxeo. Huyó de la tendencia algo tenebrista de sus compañeros integrantes de la Generación del Trece y, a través de una técnica naturalista en óleos de gran formato, plasmó con vigoroso colorido maternidades, niños, escenas costumbristas del campo y playas chilenas, animales (de escasa densidad plástica) y retratos (su producción menos notable), además de numerosas naturalezas muertas de equilibrada composición y amena pincelada. Desdeñando el tema, se lanzó a captar a pleno sol las formas y los colores, introduciendo luces violentas que ponían de relieve los volúmenes, en una pintura fácil de contornos recortados. Su primera medalla la recibió en el Salón del Centenario por su obra La risa del mar, y obtuvo un gran reconocimiento en el continente americano con exposiciones, honores y premios. Fue responsable de la restauración y copias para el Plafón del Teatro Municipal y de las escenas religiosas del techo de la iglesia de San Agustín. En 1951 fue nombrado Hijo Ilustre de Curicó, su ciudad natal y en 1959 recibió el Premio Nacional de Arte. Contrario al futurismo, Rebolledo demostró a lo largo de su dilatada carrera un amplio dominio del dibujo y la composición y una gran capacidad para captar los efectos del sol sobre los cuerpos de mujeres y niños en medio de alegres paisajes veraniegos.  © MDR



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