Borda

Arturo Borda


 Bolivia | 1883-1953




1919 | 36 años
El Yatiri
Óleo sobre lienzo.
Colección particular. La Paz




1930 | 47 años
Mi hermano Héctor Borda
Óleo sobre lienzo.
Colección particular




1943 | 60 años
Leonor Gozálvez y José Borda
Óleo sobre lienzo.
Colección particular




1948 | 65 años
Crítica de los ismos
Carboncillo.
Colección particular. La Paz




Biografía:
    Pintor boliviano, retratista y paisajista, cuyo arte se sitúa en el simbolismo de principios de siglo. Nació en La Paz. De formación autodidacta, empezó a pintar a los 16 años; se inició con retratos y paisajes de tono ecléctico y modernista. Tras algunas exposiciones, en 1919 organizó una muestra en el Círculo de Bellas Artes de La Paz con 90 óleos. De ideas sociales avanzadas fundó la sociedad Obreros del Porvenir. Escribió una obra autobiográfica relacionada con la teoría del arte titulada El Loco (tres volúmenes) publicada en 1966 por la Alcaldía Municipal de La Paz. A lo largo de su vida soportó una penosa situación económica, aliviada por la ayuda de su hermano y de los poetas modernistas. Su arte se sitúa en el simbolismo de principios de siglo, destacando como un excelente retratista; prueba de ello son los retratos que hizo a su hermano Héctor (1915), a su madre regando plantas (1930) y a sus padres (1943), considerado éste último como una de las obras más destacadas del género en el continente americano. Su sensibilidad social le llevó también a tratar temas en los que se incluía al indígena, junto a una amarga crítica hacia la sociedad que él tachó de hipócrita e insensible (Filicidio, 1918). La última parte de su vida estuvo marcada por alegorías pictóricas estrechamente relacionadas con lo desarrollado en su libro El Loco, tal es el caso de su Crítica de los ismos y el triunfo del arte clásico (1948), en el que divididos por una diagonal están representados sus ideales estéticos: el Illimani (montaña nevada que corona la ciudad de La Paz), el Partenón, la Venus de Milo, Homero y Pericles a un lado, y al otro los ismos que detestaba surrealismo e indigenismo, de los que se ríe la naturaleza, representada por el rostro de mujer, la cantuta y el colibrí, símbolos del país y del refinamiento y delicadeza estética. Como paisajista, retrata las bellezas del altiplano con una delicada gama cromática. Poco antes de morir, en 1951, la Alcaldía Municipal de La Paz organizó una exposición antológica que tuvo un gran éxito.  © M.E.



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