Ribera

José de Ribera


 España | 1591-1652




1616 | 25 años
El Gusto
Óleo sobre lienzo.
Wadsworth Atheneum. Hartford
113 x 83 cm.



1616 | 25 años
El Tacto
Óleo sobre lienzo.
Museo Norton Simon. Pasadena. California
116 x 88 cm.



1630 | 39 años
Platón
Óleo sobre lienzo.
County Museum of Art. Los Ángeles
120 x 99 cm.



1630 | 39 años
Arquímedes
Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado. Madrid
125 x 81 cm.



1631 | 40 años
La mujer barbuda
Óleo sobre lienzo.
Hospital de Tavera. Toledo
212 x 144 cm.



1637 | 46 años
San Onofre
Óleo sobre lienzo.
Hermitage. San Petersburgo
130 x 104 cm.



1637 | 46 años
San Pedro
Óleo sobre lienzo.
Museo de Arte Sacro. Vitoria-Gasteiz
205 x 112 cm.



1637 | 46 años
La desollación de Marsyas
Óleo sobre lienzo.
Museo di Capodimonte. Nápoles
182 x 232 cm.



1639 | 48 años
El martirio de San Felipe
Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado. Madrid
234 x 234 cm.



1639 | 48 años
El Sueño de Jacob
Óleo sobre lienzo.
Museo del Prado. Madrid
179 x 233 cm.



1642 | 51 años
El patizambo
Óleo sobre lienzo.
Museo del Louvre. París
164 x 92 cm.



1643 | 52 años
El Bautismo de Cristo
Óleo sobre lienzo.
Musée des Beaux Arts. Nancy
235 x 160 cm.



Biografía:
    Pintor barroco español. Nació en Xátiva (Valencia) en 1591 y casi no se conocen datos sobre su primera formación artística, aunque aparece documentado en Italia, concretamente en Parma en 1611. Tras pasar por Roma, donde ingresó en la Academia de San Lucas llegó a Nápoles (1616), ciudad en la que va a desarrollar toda su carrera pictórica hasta su muerte en 1652 como el pintor favorito de los virreyes de España residentes en dicha ciudad, así como de diferentes congregaciones religiosas. En Nápoles fue conocido con el sobrenombre de el Españoleto, por su corta estatura. Ribera es el artista del Siglo de oro que participa de una manera más acentuada de los avances estilísticos del naturalismo tenebrista o claroscuro del pintor italiano Caravaggio, en la mayoría de sus dramáticas composiciones religiosas sus figuras destacan siempre gracias al recurso compositivo tenebrista, en el que un foco de luz dirigido en diagonal desde el exterior del cuadro crea las líneas maestras de la composición, dejando generalmente el fondo del cuadro sumido en una gran oscuridad y haciendo aparecer a los personajes muy contrastados con respecto a la luz. De esta forma, en obras como San Andrés (c. 1630-1632, Museo del Prado, Madrid), la representación del apóstol, verista, inmediata, analítica en la caracterización del rostro y el torso, destacando todo lo táctil, figurado a partir de modelos muy vulgares, presenta un claro contraste lumínico entre las zonas de luz y las de sombras. La mayor parte de sus temas pictóricos presentan una iconografía religiosa, el artista plasma de una forma muy explícita e intensamente emocional escenas de martirios como El martirio de San Felipe (1639), en el Museo del Prado, así como representaciones individuales de medias figuras o de cuerpo entero de los apóstoles (Apostolados). Sin embargo, realizó también obras de carácter profano, como figuras de filósofos (Arquímedes, 1630, Museo del Prado), temáticas mitológicas como el Sileno del Museo de Capodimonte de Nápoles de 1626 (es su primer cuadro firmado y fechado), representaciones alegóricas de los sentidos (Alegoría del tacto de 1632, Museo del Prado, conocido como El escultor ciego), y algunos retratos como Retrato de Magdalena Ventura con su marido (1631, Fundación Casa Ducal de Medinaceli, Palacio Lerma de Toledo). Por otro lado, dentro de su evolución estilística debemos destacar un segundo momento en el que Ribera, a partir de la década de 1630, abandona en parte ese tenebrismo caravaggesco tan férreo y se abre a un concepto pictórico más luminista, su paleta se aclara, aparecen en sus obras unos celajes de un vibrante azul junto a una mayor preocupación por el color, con tonalidades más variadas y una pincelada más fluida. Dicho cambio se debe a su propia reinterpretación de la pintura de Tiziano y Pablo Veronés, así como a la influencia que recibe de la pintura de Giovanni Lanfranco y a su conocimiento de la pintura flamenca, ya que tiene acceso a obras de Anton Van Dyck y Petrus Paulus Rubens presentes en diferentes colecciones privadas napolitanas. Así, en El sueño de Jacob o en La Magdalena fechadas en 1639 y 1640 respectivamente (Museo del Prado), destacan sus típicos cielos azules de esta segunda etapa y la búsqueda de un concepto de perspectiva aérea llena de luminosidad transparente y formas evanescentes y vibrantes. Sin embargo, al final de la década de 1640, Ribera va a experimentar un nuevo cambio estilístico que le vuelve a acercar en cierta medida a las composiciones tenebristas de su primer momento pictórico sin abandonar los avances de su segunda etapa, las causas fueron sus desgraciadas circunstancias personales (una larga enfermedad que le impide casi seguir pintando y la supuesta o posible deshonra sufrida por su hija o sobrina), unidas a los graves problemas de tipo político que se vivían en Nápoles por aquellos años (la revuelta de Masaniello de 1647 contra los virreyes españoles reprimida de forma violenta). Son ejemplos de este momento La Inmaculada Concepción (1650) y San Jerónimo penitente (1652).  © M.E.



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