1573 | 58 años Fernando de Aragón y Borja, duque de Villahermosa Óleo sobre lienzo. Museo Bellas Artes. Valencia | 
1580 | 65 años Retrato imaginario del rey Juan II de Aragón Óleo sobre tabla. Palacio Ducal. Pedrola |
1589 | 74 años Epifanía Óleo sobre lienzo. Museo de Zaragoza | 
1590 | 75 años Adoración de los Reyes Magos Óleo sobre tabla. Museo de Zaragoza 288 x 214 cm. |
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Biografía: Pintor y mercader, oriundo de Bruselas, que llega a Aragón hacia 1559, acompañando al duque de Villahermosa, don Martín de Gurrea y Aragón, para trabajar a su servicio, junto con su colega y compatriota Pablo Schepers. Hoy día los dos forman una sola personalidad artística, ya que por ahora no existen datos suficientes para distinguirlos. Mois sería el pintor del duque hasta su fallecimiento (1581), como se deduce de la mención que en su testamento hace del artista y de haber sido recomendado a su heredero. Precisamente el trabajar para tan prestigiosa figura le proporcionaría una posición social destacada, según se desprende de la semblanza que de su persona refiere Jusepe Martínez y de los datos conocidos. Alcanzó mediante sus obras un buen nivel económico que le permitió realizar frecuentes préstamos a otros artistas. Así, al final de su vida se costeó una capilla de enterramiento (1589) en el convento de Predicadores de la capital aragonesa, que adornaría con un cuadro de la Epifanía por él pintado. En esta ciudad residía, al menos desde 1571, hasta su fallecimiento sucedido con anterioridad a febrero de 1593. No debió de llegar muy mayor a nuestro país, pues contrajo matrimonio en dos ocasiones, con Francisca Aviego y Ana Fonz. De su etapa precedente conocemos poco; parece posible una estancia en Italia, en donde completaría su formación como muchos de sus paisanos, ya que el italianismo patente en su estilo así lo sugiere. Sus creaciones muestran contactos con lo napolitano, como menciona Previtali, sin que se puedan adscribir a un taller determinado; tal vez el problemático Rinaldo «Fiammingo», activo en el sur de Italia a mediados del siglo XVI, pudiera identificarse con Mois. No se descarta un conocimiento de la pintura veneciana, pues algunas novedades coloristas y luminosas de su obra se relacionan con aquella escuela. En cuanto a su producción, cultiva dos géneros distintos, pero en ambos obtiene resultados satisfactorios. Fue, sin duda, el retratista más importante que trabajó en Aragón durante el siglo XVI y debió de pintar la genealogía de las familias más destacadas de la nobleza aragonesa. Estas obras siguen el tipo de retrato cortesano manierista internacional y muestran un hábil compromiso entre modelos italianos y su estilo nativo norteuropeo. Recuerdan los pintados por A. Moro y A. Sánchez Coello; con este último tuvo correspondencia, acaso como consecuencia de su estancia en Zaragoza, según se cree. Posiblemente los retratos de Mois influyeron en los pintores aragoneses que a su muerte cultivaron este género, caso de Rafael Pertús. Respecto a sus pinturas de temática religiosa, son pocas las que se puede asegurar que sean totalmente de su mano, pues la intervención de colaboradores debió de ser importante y, por otra parte, sus seguidores copiaron con fidelidad sus modelos. Reitera muchas veces los temas de la Epifanía, Adoración de los pastores y Ecce Homo, realizando con frecuencia réplicas exactas o interpretándolos de modo semejante, como atestiguan las distintas versiones que hoy se conservan, lo que dificulta dar una cronología precisa. A Roland de Mois le cabe el honor de haber sido el innovador de la pintura aragonesa y navarra del último tercio del siglo XVI, creando unas formas paradigmáticas que se repetirán hasta los primeros años de la centuria siguiente. Es el introductor del incipiente tenebrismo en aquellas dos zonas. © GEA |
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