Patriotismo y gobierno (fragmento)León Tolstoi
Patriotismo y gobierno (fragmento)

"Después de esta sumisión de las masas a la voz del patriotismo, la audacia, la crueldad y la insania de los gobiernos, no reconocieron límites. Una rivalidad en la usurpación de los terrenos de otros pueblos, en Asia, África y América, empezó –obedeciendo en parte al capricho, en parte a la vanidad, y en parte a la codicia- y fue acompañada por una desconfianza y enemistad cada día más grande entre esos gobiernos.
La destrucción de la gente en los terrenos robados, fue aceptada como la cosa más natural. La única cuestión fue quién sería el primero en tomar posesión de los terrenos de otros pueblos y destruir a sus habitantes.
Todos los gobiernos desconocieron descaradamente, no solo los principios de la justicia en la relación de los pueblos conquistados y en la relación de unos con los otros, sino que fueron culpables y son culpables todavía de esa clase de fraudes, de estafas, de cohechos, de espionajes, robos y asesinatos; y los pueblos no solamente simpatizaban y simpatizan todavía con ellos en todo eso, sino que se alegran cuando es su gobierno y no ningún otro el que comete tales crímenes.
La mutua enemistad entre los diferentes pueblos y Estados ha alcanzado últimamente tan sorprendentes dimensiones, que no obstante el hecho de que no exista razón alguna para que un Estado ataque a otro, sabemos que todos los gobiernos están listos con las garras fuera y mostrando sus dientes esperando solamente que caiga en dificultad alguno o de pruebas de debilidad para hacerlo pedazos con el menor riesgo posible.
Todos los pueblos del pretendido Cristianismo, han sido reducidos por el patriotismo a un estado de tal brutalidad, que no solamente aquellos hombres que están obligados a matar o dejarse matar desean la matanza y la masacre, sino que toda la gente de Europa y América, viviendo pacíficamente en sus
casas, no expuestos a peligro alguno, se ponen, cada vez que sucede una guerra –gracias a los medios que facilitan tanto las comunicaciones- como espectadores en un circo romano en la antigüedad, y como ellos, se deleitan en la muerte y levantan el mismo grito: «Pollice verso».
No solamente adultos, sino también niños, niños puros y clarividentes gozan, según su nacionalidad, cuando oyen decir que el número de muertos y estropeados por la melinita y otros explosivos, no es setecientos, sino de mil ingleses o boers.
Y lo padres (conozco algunos casos) ¡incitan a sus hijos a aplaudir semejantes barbaridades!
Pero eso no es todo. Cada aumento del ejército de una nación (y cada nación estando en peligro, trata de aumentar su ejército por razones patrióticas), obliga a sus vecinos a aumentar el suyo también por el patriotismo, y eso reclama otro aumento de parte de la primera nación e igual cosa sucede en los armamentos y las escuadras; si un Estado a construido diez acorazados, su vecino construye once, y entonces el primero hace doce y así hasta la infinidad. "



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