Caos (fragmento) "Nació el hombre y fragmentos dispersos lo unieron con el destino del mundo; un atavismo de preguntas, sucesión de noches caídas y recomienzos, golpes y muertes, el paladar ensangrentado, la memoria errante y vagas sombras en medio de nuestro rostro; las puertas se cerraron, se abrieron las tinieblas nos abandonaron los pactos y nuestra libertad se hizo presente. Nacimientos abortados nos circundan nos olfatean años sin fecha y nuestro sudor no es demasiado fuerte. Polvo, viento, sol, agua —ritos— y un escenario para nuestros actos trajeron hasta nosotros un potro embravecido el insondable abismo, la caída sin fin y la partida incesante sin ningún regreso. Renació un cadáver, dejando de ser alimento de la tierra, dispuesto a dividirse en incontables cenizas, mortajas y catafalcos para cumplir con todas las ceremonias de la muerte; no bastan los ritos para exorcizarla, ella se nutre de nuestra desolada batalla pensante que transformó los bosques en desiertos. El cuerpo concedió su parte, declinó raíces para servir imágenes, sueños delirantes sin consistencia humana. Volvamos al sueño al verdadero origen del transcurso, alejémonos del llanto hipócrita, de la histeria fétida, como un pedazo de virtud ejemplar. Es preferible en todo caso la absurda vanidad del eremita el matrimonio con los jíbaros, bordeando apenas los residuos del orden, la excelsa barbarie en donde al menos descubrimos un rostro sin máscaras. Una flecha envenenada atravesó el corazón comprobó la aridez del cerebro rememoró días, acertijos y nostalgias y se clavó finalmente en un pie enmohecido: símbolo de fuerzas declinantes siervas de la tranquilidad, partidarias de un horizonte atrozmente limitado. " epdlp.com |