El libro de los peces de William Gould: un libro en doce peces (fragmento) "¿Es más fácil para un hombre reencarnarse en pez que aceptar la maravilla de su humanidad? Tan solos, asustados y deseosos que no nos atrevemos a hablar (...) Las vidas de los hombres no son progresivas, como señalan tópicamente las fotos y las historias, ni tampoco son una serie de hechos que puedan ser enumerados y asumidos en su propio orden. Más bien, semejan una serie de transformaciones, algunas inmediatas e inesperadas, algunas tan lentas que apenas son perceptibles y el proceso se va completando horrorosamente, al punto que, al final de su vida, un hombre podría buscar en vano en su memoria el más mínimo vestigio de correspondencia entre sí mismo, su juventud y su senectud (...) Las definiciones pertenecen al definidor, no lo definido y yo no desearía tener una vida y una muerte predicha por otros. Habría padecido demasiado a lo largo de una vida para ser reducido a una mera idea. Tantas palabras fueron sacrificadas -toda esa vacua y falsa literatura pretérita que me subyugaba como collares de hierro y cuyas cadenas impedían a mis pies andar- que durante tanto tiempo me negué a mi mismo la posibilidad de escuchar libremente mi voz y las historias que realmente necesitaba contar. Ya no soportaba leer más mentiras acerca de quién era y por qué existía. Yo sabía quién era (...) Y cuando terminé de pintar y miré a aquella pobre chaqueta de cuero que yacía sin vida sobre la mesa, comencé a preguntarme si había muerto como los peces y si, en el fondo, el mundo se reducía a la cantidad de amor que pudieras darle a una criatura así; si habría algo menos extraño y más hermoso que dejar a un pez que se alzara libremente de su red. Y si en el mundo continuaran los saqueos, matanzas y los hurtos, si el amor cada vez fuera un don más paupérrimo, qué grado de belleza encontraríamos al final?. " epdlp.com |