La cruz y la espada (fragmento)Eligio Ancona
La cruz y la espada (fragmento)

"Únicamente Cocom, el nuevo cacique de Sotuta, parecía presagiar una desgracia. Todas las poblaciones sujetas a aquel cacicazgo estaban en continua agitación para reunir el mayor número posible de guerreros, que se iban concentrando en la cabecera por orden del nuevo señor. No se limitaron a esto sus extrañas precauciones. Envió embajadas secretas a todos los caciques del Oriente y de las costas, cuyo objeto no pudieron alcanzar, sino los interesados inmediatamente en el asunto.
En medio de estos preparativos empezó a divulgarse por todo el país una noticia espantosa. Decíase que Ixnacán Katún, la virtuosa hija de Kabah Xiú, encerrada casi desde su niñez en un santuario, estaba próxima a ser madre. Sus jóvenes compañeras estaban escandalizadas; el pueblo sonreía con desprecio y los sacerdotes invocaban la cólera de los dioses.
Un día llegó a Sotuta un correo de Kabah Xiú. El Gran Señor llamaba a Mayapán al cacique Cocom. Pero este, en lugar de obedecer, enseñó al enviado de Kabah Xiú cuatro mil guerreros reunidos en la plaza de Sotuta y le dijo que si a pesar de lo que miraba, su señor insistía en tenerle a su lado en la corte, tendría que pasar sobre cuatro mil cadáveres para conseguir su objeto.
Un grito de indignación resonó en todo Mayapán cuando se supo la respuesta del rebelde Cocom. Kabah Xiú se decidió entonces a publicar la deshonra de su hija y el crimen del impuro sacerdote, para que sus pueblos se persuadiesen de la justicia con que iba a castigar al malvado.
Reunió diez mil hombres de armas y prohibió a todos los caciques de la tierra, bajo pena de muerte, que se prestasen auxilios al sacrílego traidor. Mandó publicar además que daría un premio de dos mil mantas de algodón al que presentase vivo al rebelde a fin de que fuese flechado públicamente en la plaza principal de Mayapán, para cumplir con las leyes del país y aplacar la cólera de los dioses.
Avanzaban entretanto con dirección a Sotuta los diez mil guerreros del Gran Señor, a las órdenes del general más acreditado de su corte. Entonces fue cuando empezó a decirse en voz alta el objeto de las embajadas secretas que Cocom había enviado a los caciques del Oriente y de la costa, antes de la divulgación de su crimen. Comprendiendo que no podía escapar del severo castigo que merecía, sino negando la obediencia al irritado padre de su víctima, y que las fuerzas de su cacicazgo no eran suficientes para resistir al poder de tan gran señor, excitó a todos aquellos caciques a que se rebelasen contra este, tentando su ambición con grandes y halagadores resultados. Les dijo que Kabah Xiú era un tirano que cargaba de onerosos tributos a todas las poblaciones de los macehuales, mientras Mayapán, única ciudad exceptuada de esta carga, nadaba en los placeres e insultaba con su opulencia a todas las demás. Manifestoles que les bastaba su voluntad para hacerse independiente cada uno del gran señor; que para conseguir este importante objeto reuniesen todas sus fuerzas a las de Sotuta y que después de derrotado el tirano, cada uno sacudiría su yugo y se haría supremo señor de los pueblos de su cacicazgo.
Todos los caciques invitados a la rebelión, aceptaron estas proposiciones.
Cuando los diez mil hombres de Kabah Xiú llegaron a las inmediaciones de Sotuta, se encontraron con un ejército de más de veinte mil guerreros procedentes de los pueblos rebelados. Se trabó una sangrienta batalla, que a pesar de los conocimientos del general de Mayapán, dio la victoria a la superioridad numérica de los aliados de Cocom.
Kabah Xiú rasgó sus vestiduras cuando vio entrar por las puertas de Mayapán los dispersos y mutilados restos de su ejército. Mandó hacer preces públicas por la salvación de la Patria, y millares de aves y de cuadrúpedos regaron con su sangre los altares de los dioses. "



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