El novelista ingenuo y el sentimental (fragmento)Orhan Pamuk
El novelista ingenuo y el sentimental (fragmento)

"He aquí una de mis opiniones más contundentes: las novelas son, en esencia, ficciones literarias visuales. Una novela ejerce su influencia en nosotros, en general, apelando a nuestra inteligencia visual, a nuestra capacidad para ver cosas en nuestra mente y convertir las palabras en imágenes mentales. Todos sabemos que, a diferencia de otros géneros literarios, las novelas recurren a nuestra memoria de experiencias vitales cotidianas y de impresiones sensoriales de un modo en que a veces ni tan siquiera somos conscientes. Además de describir el mundo, las novelas también describen —con una riqueza que no tiene parangón en ninguna otra forma literaria— los sentimientos que evocan nuestros sentidos del olfato, el oído, el sabor y el tacto. El paisaje general de la novela cobra vida —más allá de lo que ven los protagonistas— con los sonidos, los olores, los sabores y los momentos de contacto de ese mundo. Sin embargo, entre las experiencias vitales que cada uno de nosotros siente al momento y de un modo único, el hecho de ver es sin duda el más importante. Escribir una novela significa pintar con palabras, y leer una novela significa visualizar imágenes a través de las palabras de otra persona.
Cuando digo «pintar con palabras», me refiero a evocar una imagen muy clara y nítida en la mente del lector mediante el uso de las palabras. Cuando escribo una novela, frase a frase, palabra a palabra (dejando a un lado las escenas de diálogo), el primer paso siempre es la formación de una imagen en mi mente. Soy consciente de que mi tarea inmediata consiste en aclarar y enfocar esta imagen mental. Gracias a la lectura de biografías y memorias de escritores, y a las conversaciones con otros novelistas, me he dado cuenta de que, en comparación con otros escritores, le dedico más esfuerzo a la planificación antes de coger papel y bolígrafo. Pongo un poco más de cuidado en la división del libro en secciones y en su estructura. Cuando escribo un capítulo, una escena o un pequeño retablo (como habrán comprobado, ¡el vocabulario pictórico acude a mí de forma natural!), primero lo veo con todo lujo de detalle en la mente. Para mí, escribir es el proceso de visualizar esa escena concreta, esa imagen. Dedico tanto tiempo a mirar la hoja en la que estoy escribiendo con la pluma como a mirar por la ventana. Mientras me preparo para transformar mis pensamientos en palabras, procuro visualizar cada escena como la secuencia de una película, y cada frase como un cuadro. "



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