The Fourth Fingers of Death (fragmento)Rick Moody
The Fourth Fingers of Death (fragmento)

"Solíamos ver a Noel en el mercado de pulgas, el cual abarcaba más de una docena de manzanas de la ciudad. Había más mercados de pulgas que emporios licenciados o que pagaran impuestos en Río Blanco. Yo tenía un stand allí donde, los fines de semana, vendía vetustas tarjetas de béisbol y otros artículos deportivos de interés. De hecho, todavía lo hago. Permíteme contarte la historia.
Cuando era chico, hacía caso omiso del pasatiempo americano, que estando la nación en una de sus frecuentes desaceleraciones económicas tendió por inercia hacia el golf. Sin embargo, una vez que la oficina comisionada para el béisbol permitió sin perjuicio alguno los potenciadores de rendimiento y comenzó a fomentar la participación de jugadores con miembros artificiales y mejorados quirúrgicamente, me convertí en un devoto partisano de nuestro propósito nacional. Siempre había erigido en estrellas a los fumadores, los atletas con sobrepeso, los que abusaban de la coca, por no hablar de los que se inyectaban testosterona por vía intravenosa, los que abusaban de sus esposas, los obsesos bíblicos o las víctimas de las excentricidades más pueriles, pero una vez que este deporte fue abrazado por los amputados, el béisbol se convirtió en una actividad que cualquier indolente podría amar. Desde que se había convertido en lugar común a lo largo de nuestra nación, las emisoras ofrecían programas en los que entrevistaban a individuos con paladares hendidos, homúnculos u otras desfiguraciones, y desde la aparición de los llamados teletonos de la realidad que exhibían a personas con problemas de aprendizaje (un sector de la población de rápido crecimiento demográfico), era sólo cuestión de tiempo hasta que el deporte profesional se interesara por una concepción más democrática de la psique humana. "



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