Ante la imagen (fragmento)Georges Didi-Huberman
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"El diseño de Vasari y, más allá, el de Zuccari -quienes intentaban, cada uno a su manera, suturarlo todo, promover la unidad del intelecto y de la mano, del concepto y de la intuición-, este diseño de los académicos habrá, por tanto, encontrado la prueba de una nueva apertura, de una partición por la mitad que se abría de nuevo. No nos extrañaremos de encontrar bajo la pluma de Kant una crítica inapelable del manierismo, considerado precisamente bajo el ángulo del uso abusivo y sofístico de la idea. Con esta separación liberada de nuevo, Kant dislocaba finalmente la conjunción humanista de la mimesis y de la idea estética, distinguiendo la facultad de conocer la naturaleza y la de juzgar el arte, distinguiendo la universalidad objetiva de la razón pura y la universalidad subjetiva de las obras del genio. Esto significa en particular que el genio, esta «facultad de las Ideas estéticas» que sabe «expresar y hacer universalmente comunicable lo que es indecible», esto significa que el genio del arte «es totalmente opuesto al espíritu de imitación», palabra que, espontáneamente, daba a Kant la ocasión de asociarle las expresiones de «caricaturización» o incluso de la «necedad».
Esas notaciones, someras e incompletas, bastan, sin embargo, para que sintamos cierto número de modificaciones esenciales que habrán tocado, desde Kant, la esfera del cuestionamiento sobre el arte, en particular el de su cuestionamiento histórico. Cambiando de Idea, si podemos decirlo así, cambiando de metafísica, el objeto artístico ya no podía tener la misma historia. Y esa historia se contaba entonces según una legitimación que ya no correspondía al mundo social de las academias, aún menos al de las cortes principescas, sino al de la universidad. La primera obra decisiva en este contexto habrá sido, probablemente, la de K.F. von Rumohr, cuyos Italienische Forschungen reconsideraban el concepto de Renacimiento a través de la crítica de las fuentes, de la comparación metódica de las obras y del interés por las corrientes de influencias. Legitimándose como discurso universitario, la historia del arte parecía acceder al estatus de un saber realmente desinteresado y objetivo: ya no solamente «objetivo» en el sentido teórico de una verdadera epistemología. La palabra epistemología, sin embargo, está desplazada, pues no forma parte todavía del vocabulario teórico de las ciencias en Alemania del siglo XIX. ¿Qué hay que decir, entonces? Hay que decir: filosofía crítica del conocimiento. "



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