El viudo Rius (fragmento)Ignacio Agustí
El viudo Rius (fragmento)

"Días más tarde llegó Vinyals, el viajante de Andalucía, con excelentes noticias. Traía en la cartera los pedidos de los tiempos normales.
—¿Qué tal, Vinyals? ¿Cuándo ha llegado usted?
—Anteayer. —Era un hombre gordezuelo y activo, muy charlatán, muy satisfecho de sí y de vivir—. Hay que traer las buenas noticias personalmente, señor Rius, me dije. Y aquí estoy.
Se llevó el dedo a la axila, resuelto.
—En cuanto al terrorismo, aquí estamos todos a pecho descubierto no dudando un instante en dar nuestras vidas si es preciso, señor Rius. Mi mujer está advertida.
Rius no pudo menos que sonreír.
—Gracias, Vinyals, no creo que sea necesario.
—¿Y qué hace la opinión pública? ¿No ha saltado, enfurecida?
—Supongo que a estas horas la opinión pública debe estar paseando por las Ramblas; Vinyals, sorteándose a quién le toca la bomba de hoy.
A poco se formó en el despacho de Rius una pequeña reunión. Habían entrado Llobet y su hijo a despedirse e hizo luego su entrada, tímidamente, el cajero Pamias. Llevaba ya el sombrero puesto y una gabardina de color indefinible, que le llegaba hasta los pies.
Pero lo más ostensivo era el plúmbeo paraguas, que no se separaba nunca de él.
Pamias sentía una irritación sorda y disimulada contra los viajantes. Si algo había, en efecto, antípoda de la nimiedad de aquel ser en constante susurro era la vitalidad, la desfachatez, el descaro y la suficiencia de los viajantes; razón por la cual, al advertir el movimiento en el despacho del jefe, había entrado a participar en los comentarios aunque solo fuera por ver qué es lo que pensaba Vinyals de eso. Y a discrepar in mente de él.
Los viajantes, por su parte, se sentían impelidos desde tiempo inmemorial a hacer a Pamias blanco de sus bromas; bromas abiertas, sin malicia, tal vez un tanto groseras, pero llenas, en el fondo, de cariño. "



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