Moksha (fragmento)Aldous Huxley
Moksha (fragmento)

"El soma no sólo generaba visiones y tranquilizaba. También (cosa sin duda imposible) estimulaba la mente y el cuerpo, y creaba una euforia activa además de la dicha negativa que sigue a la liberación respecto de la ansiedad y la tensión.
Aún no se ha descubierto el estimulante ideal: poderoso pero inocuo. Como hemos visto, la anfetamina distaba mucho de ser satisfactoria: se cobraba un precio demasiado elevado por lo que suministraba. Un candidato más prometedor para el papel del soma en su tercer aspecto es la Iproniacida, que se emplea ahora para sacar de su aflicción a los pacientes deprimidos, para animar a los apáticos y para aumentar, en general, la dosis disponible de energía psíquica. Según un destacado farmacólogo que conozco, es aún más prometedor un nuevo compuesto que se llamará Deaner, y que todavía está en la etapa experimental. El Deaner es un aminoalcohol, y se cree que aumenta la producción de acetilcolina en el organismo, y que incrementa de este modo la actividad y eficacia del sistema nervioso. El individuo que ingiere esta nueva píldora necesita dormir menos, se siente más alerta y alegre, piensa más rápidamente y mejor… y todo esto prácticamente sin ningún coste orgánico, por lo menos a corto plazo. Parece casi demasiado bueno para ser cierto.
Vemos pues que, aunque el soma aún no existe (y probablemente no existirá nunca), ya se han descubierto sustitutos bastante buenos para los diversos aspectos de dicha droga. Ahora existen tranquilizadores, productores de visiones y estimulantes que comparten la virtud de su bajo coste fisiológico.
Es obvio que un dictador podría utilizar estas drogas con fines políticos, si lo deseara. Podría precaverse contra el malestar político mediante la introducción de cambios en la química del cerebro de sus súbditos, que así quedarían conformes con su condición servil. Podría utilizar tranquilizantes para apaciguar a los excitados, estimulantes para despertar el entusiasmo de los indiferentes, alucinógenos para distraer la atención de los desheredados y hacerles olvidar sus desgracias. Sería lícito preguntar cómo conseguirá el dictador que sus súbditos ingieran las píldoras que les harán pensar, sentir y comportarse como él lo desea. Muy probablemente, le bastaría con poner las píldoras a su alcance. Actualmente el alcohol y el tabaco están a disposición de todos, y la gente gasta considerablemente más en estos euforizantes, seudoestimulantes y sedantes muy poco satisfactorios que lo que está dispuesta a invertir en la educación de sus hijos. O pensemos en los barbitúricos y tranquilizantes. En los Estados Unidos, estas drogas sólo se pueden obtener con receta médica. Pero existe tanta demanda de algo que haga un poco más tolerable la vida en un entorno urbano industrial, que actualmente los médicos extienden recetas de los diversos tranquilizantes a un promedio de cuarenta y ocho millones por año. Además, la mayoría de estas recetas se emplean más de una vez. Cien dosis de felicidad no bastan: pedid otro frasco a la farmacia, y cuando este se termine, otro más… Es indudable que si los tranquilizadores se pudieran comprar con tanta facilidad como la aspirina, y fueran tan baratos como esta, no se consumirían por miles de millones, como en la actualidad, sino por veintenas y centenares de miles de millones. Y un estimulante bueno y barato sería igualmente popular. "



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