Pabellón especial (fragmento)William Styron
Pabellón especial (fragmento)

"MAGRUDER: ¿Qué hora es?
SCHWARTZ: Poco más de las seis. Falta media hora para diana. (Bosteza.) ¡Dios, qué cansado estoy! No sé por qué, pero la verdad es que no he podido dormir.
MAGRUDER (también bosteza): ¿Dónde está Lineweaver?
SCHWARTZ: No lo sé seguro, pero sospecho que está durmiendo. Hoy ha tenido permiso de noche, y al llegar se ha ido a dormir al laboratorio. Una mañana saqué la cabeza y le vi allí, roncando como un niño, entre muestras de orina y mecheros Bunsen. ¡La que se armará el día en que el doctor Glanz le pille!
MAGRUDER (bostezando casi con dolor): La verdad es que tampoco yo he podido dormir de veras. Me he pasado toda la noche revolviéndome en cama, y con unos sueños muy raros.
SCHWARTZ: Sí, muy malos han tenido que ser, Wally. No has hecho más que dormir y hablar en sueños. Sólo he podido entender una palabra de lo que has dicho. Ha sido una palabra curiosa.
MAGRUDER: ¿Qué he dicho?
SCHWARTZ: ¿Sabes lo que has dicho? Pues has dicho «Vladivostok».
MAGRUDER: ¡Vladivostok! ¿Y por qué habré dicho esto?
SCHWARTZ: No lo sé, Wally. Quizás estabas soñando en Vladivostok. Está en Rusia, ¿verdad? Está muy lejos de aquí. Probablemente has tenido uno de estos sueños que el rabino Weinberg llama de cumplimiento de deseo. (Alarga la mano para coger el libro.) El rabino tiene soluciones para casi todos los problemas. Deja que te lo lea.
MAGRUDER: ¡No! ¡No quiero saber nada del rabino, esta mañana! ¡Basta de Weinberg! ¡Por favor! ¡He de salir de este sitio!
SCHWARTZ: Cálmate, Wally. Cálmate. No eres el único encerrado en este antro.
(Se acerca a MAGRUDER, como si quisiera calmarle, y, entonces, tose.)
MAGRUDER: No te acerques, Schwartz. ¡Vete!
SCHWARTZ (con suavidad): Wally, Wally, no puedo contagiarte la tuberculosis al toser. ¡La tengo en el riñón! Cálmate. Tranquilízate. Domínate un poco, Wally.
MAGRUDER (súbita e intensamente avergonzado): Lo siento, Schwartz. De veras que lo siento. Estoy avergonzado. Dios, si no me muero de ataxia locomotora me moriré de aprensiones. (Hace una pausa.) ¡Esto, esto es lo que me hace falta, precisamente! La verdad es, Schwartz, que si supiera un poco, si estuviera un poco enterado, podría superar la situación. Bueno, quiero decir, por ejemplo, que ayer me sacaron sangre para otro análisis. Y sólo pensar en ello me aterra. Quiero decir que no sé nada de análisis de sangre. Soy un analfabeto en materia de medicina.
SCHWARTZ: ¿Quieres decir que realmente quieres saber más acerca de lo que tienes? Perdóname, Wally, pero, cuando se trata de sífilis, la ignorancia es una bendición de Dios. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com