Buda en el ático (fragmento)Julie Otsuka
Buda en el ático (fragmento)

"Dábamos a luz a bebés que eran enfermizos y tenían la piel azulada. Dábamos a luz sin nuestras madres, quienes habrían sabido exactamente qué hacer. Dábamos a luz a bebés con seis dedos y mirábamos hacia otro lado mientras la comadrona se disponía a afilar el cuchillo. «Seguramente comiste cangrejo durante el embarazo.» Contraíamos gorronea en nuestra primera noche con nuestro marido y dábamos a luz a bebés ciegos. Dábamos a luz a gemelos, algo que se consideraba un mal agüero, y le pedíamos a la comadrona que uno de los dos pasara a ser «la visita de un día». «Tú decides quién de los dos.» Dábamos a luz a once hijos en quince años, pero sólo sobrevivían siete. Dábamos a luz a seis niños y tres niñas antes de los treinta años, y una noche apartábamos a nuestro marido y le decíamos, en voz baja: «Ya basta». Al cabo de nueve meses dábamos a luz a Sueko, cuyo nombre significa «último». «¡Oh, otro!», exclamaba nuestro marido. Dábamos a luz a cinco niñas y cinco niños a intervalos regulares de dieciocho meses y luego, un día, cinco años después, dábamos a luz a Toichi, cuyo nombre significa «once». Es el último vagón. Dábamos a luz aunque se hubiera derramado agua fría sobre nuestro estómago y hubiéramos saltado varias veces del porche. «No podía deshacerme de él.» Dábamos a luz aunque hubiéramos tomado la medicina administrada por la comadrona para evitar dar a luz una vez más. «Mi marido estaba enfermo de neumonía y yo tenía que trabajar en los campos.» No dábamos a luz los primeros cuatro años de nuestro matrimonio y cuando le hicimos una ofrenda a Inari tuvimos seis hijos seguidos. Dábamos a luz a tantos bebés que nuestro útero se desprendió y teníamos que llevar una faja especial para mantenerlo sujeto. Casi dimos a luz pero el bebé estaba de costado y lo único que salió fue un brazo. Casi dimos a luz pero la cabeza del bebé era demasiado grande, y después de pasarnos tres días empujando miramos a nuestro marido y le dijimos: «Por favor, perdóname», y fallecíamos. "


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