El cura de Tours (fragmento)Honoré de Balzac
El cura de Tours (fragmento)

"La duración de la obra en que inscribo vuestro nombre, dos veces ilustre en este siglo, es muy problemática; mientras que vos grabáis el mío en el bronce, que sobrevive a las naciones aunque no haya sido batido mas que por el vulgar martillo del monedero. ¿No se verán confusos los numismáticos al hallar en vuestro taller tantas cabezas coronadas, cuando descubran entre las cenizas de París esas existencias por vos perpetuadas hasta más allá de la vida de los pueblos, y en las cuales se les antojará adivinar dinastías? Vuestro es ese divino privilegio; a mí me corresponde la gratitud.
(...)
¿No sería erróneo creer que el tiempo sólo pasa rápido para los corazones embriagados con vastos proyectos que conturban la vida y la hacen tumultuosa? Las horas del abate Birotteau corrían tan animadas, huían cargadas de pensamientos tan graves, estaban tan rizadas por las esperanzas y las desesperaciones como las crueles horas del ambicioso, el jugador, el amante. Sólo Dios está en el secreto de la energía que nos cuestan los triunfos que ocultamente alcanzamos sobre los hombres, sobre las cosas y sobre nosotros mismos. No siempre sabemos a dónde vamos, pero harto conocemos las fatigas del viaje. Pero si permitís al historiador apartarse del drama que está narrando para ejercer un momento el papel de los críticos, si os invita a echar una ojeada sobre las existencias de aquellas solteronas y de los dos abates a fin de buscar en ellos la causa de la desventura que los viciaba en su esencia, tal vez veáis demostrado que el hombre necesita experimentar ciertas pasiones para que se desenvuelvan en él las cualidades que ennoblecen su vida al ensanchar su esfera y adormecen el egoísmo propio de todas las criaturas."



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