A un lado del camino (fragmento)Herman Bang
A un lado del camino (fragmento)

"Empezaron a tocar las campanas y la señorita Jensen salió a la puerta de la iglesia. Saludó a los padres de sus «discípulos», pasando lista mentalmente a quienes habían acudido.
Bai llegó con dos caballeros con fundas de lana para calentarse las piernas; todo el mundo se quitó el sombrero. La señorita Jensen recibía a la gente en el atrio.
Cuando todos habían ocupado ya sus asientos, llegó la familia Abel. La viuda iba en cabeza del grupo y tenía todo el aspecto de haber salido con prisa. Los polluelos llevaban velo de luto como dos viudas.
La mayor puso una cruz de yedra sobre la caja.
Agnes estaba sentada al lado del viejo pastor. No oía lo que se cantaba ni había buscado siquiera el salmo en el libro. Sus ojos, llenos de lágrimas, estaban clavados en el ataúd de la hermosura.
Terminó el canto, y el pastor se puso de pie y se adelantó hacia el altar.
Cuando Bai lo vio ante la caja con las manos juntas, prorrumpió en sollozos.
El anciano esperó callado con sus ojos fijos en el ataúd. Se veía que no podía hablar muy alto. Por los ventanales del coro entraba el sol de invierno iluminando la caja y las flores.
El pastor habló de los mansos de la tierra.
«Mansa fue -mansa en su vida- y mansamente quiso ser llevada al eterno descanso. Dios Nuestro Señor, que conoce a los suyos, le dio una vida feliz al lado de un esposo bueno; le dio una muerte en la paz del Espíritu Santo. Que acoja ahora su alma, pues sólo Él conoce el corazón de los hombres; y dé su consuelo, que es el único consuelo, a los que hoy lloran por ella.
Amén.»
Calló el viejo Linde y se hizo el más profundo silencio.
Las personas que iban a llevar el ataúd fueron hacia delante con el sacristán y la señorita Jensen, que quitó rápidamente las coronas de la caja.
Y todos, de pie en su sitio, siguieron con la mirada el ataúd, que iba saliendo a los acordes del himno nupcial. "



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